Fagnano describe con optimismo primeros tiempos de Dawson
EL 4 DE ENERO DE 1890

Fagnano describe con optimismo primeros tiempos de Dawson

04/01/2023
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echada este día, José Fagnano le escribe una carta al rector mayor salesiano, Miguel Rua, haciendo una descripción optimista de los primeros tiempos de la misión San Rafael, en la isla Dawson.
La misión “hace Progresos y espero, en nombre del Señor, que aumente su reino, porque en estos meses van a venir muchos salvajes. Ya se corre la voz en toda la isla y en todos los canales del archipiélago, que en la misión se vive cómodamente, que hay mucha galleta, mucha carne, ropa y que están los misioneros (capitanes buenos) que atienden y reciben con beneplácito a todos los indios. Por eso, he enviado un barco con galletas, harina, porotos, arroz, papas, mantas de lana, vestimentas y en 6 o 7 días tendré noticias de la salud de los misioneros y de los salvajes” (Maggiorino Borgatello. En la Tierra del Fuego. Memorias de un misionero salesiano).
La previsión de Fagnano se cumplió: al confirmar que “habían llegado otros salvajes, además de los que habían llegado en el mes de febrero y que tenían necesidad de carne, galletas y ropa para los recién llegados”.
Luego -en la carta del 3 de mayo-, le anunció a Rua que había preparado esas provisiones y que había alquilado “una nave de 300 toneladas para transportar todo y el día 23 de abril, me embarqué con don Borgatello y cuatro hermanas de María Auxiliadora”.
Al desembarcar las provisiones, Ferrero “se puso a repartir arroz, porotos, galletas, carne y grasa, de acuerdo al número de individuos que componía cada familia. Se los daba a la madre para que pudiese hacer el almuerzo para sus hijos”.
A pesar del optimismo de Fagnano, ya existían indicios de la tragedia que estaba en curso con la concentración de nativos y su adaptación forzosa al modo de vida de los forasteros: “Vi una gran olla en el fuego en nuestra cocina y pregunté el porqué. Me respondieron que había muchos enfermos y por esta causa se preparaba aparte la comida para ellos. Era la influenza (gripe) que se había introducido también en la misión. Esta enfermedad era ignorada por don Pistone y don Ferrero, porque aún no les habían llegado los diarios” (op.cit.).
Este dato brinda información sobre lo temprano que se fueron instalando los virus y bacterias que hicieron estragos entre la población originaria. Así fue que dos décadas después, se clausuró la misión y solo quedaron las instalaciones abandonadas y un cementerio con unas ochocientas tumbas.

Autor : Bernardo Veksler
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