ausa preocupación en la comunidad de Ushuaia el cierre prácticamente por tiempo indeterminado de una de las cinco estaciones de servicio que tiene la ciudad, el Automóvil Club Argentino en la avenida Maipú, sujeta, supuestamente, desde hace varios meses a obras de remodelación que no exhiben avance alguno.
La existencia de cinco estaciones de expendio de combustible en la capital fueguina no es una decisión antojadiza, sino que responde a la proporcionalidad de un servicio público esencial, concesionado a privados, en relación con la cantidad de habitantes y por lo tanto de vehículos en circulación, públicos y particulares.
Las terminales están reguladas por el Estado, y por eso trabajan de lunes a lunes, durante las 24 horas y no pueden hacer paros o medidas de fuerza, entre otras condiciones. Es considerado un servicio esencial, y en tanto alguna de ellas cierre, implica el inevitable colapso de la logística del transporte de personas y cargas.
En virtud de la característica altamente contaminante de la prestación, el sector tiene altos estándares de seguridad, que incluyen planes de contingencia ante posibles derrames, exhaustiva y permanente impermeabilización de los tanques para evitar fugas, etc. Por esa razón, varias estaciones cada determinada cantidad de años deben obligatoriamente mejorar esos estándares, porque son auditadas por los organismos habilitantes.
Lo cierto es que desde hace varios meses la estación del ACA, como se la conoce, dejó de operar para ingresar en un período de obra, tal como consignan los carteles que allí se instalaron junto con un cerco perimetral de chapa.
Sin embargo, ningún avance se percibe, más bien todo lo contrario.
De las cinco estaciones de servicio de Ushuaia, el 20% del stock de combustible no está disponible por encontrarse una de ellas fuera de operatividad. Funcionando hay cuatro, y eso provoca una congestión inesperada. Que, si alguna de sufre algún imponderable y sólo tres quedan funcionando, el perjuicio para el normal desarrollo de la ciudad sería claramente visible.
La demanda es creciente en una ciudad que tiene cada vez más vehículos circulando. Se calcula que por cada domicilio en Ushuaia hay un promedio de 2,3 autos.
No hay información pública disponible sobre el servicio que no se está prestando. Ni tampoco información privada del concesionario de la estación paralizada. El simple ejercicio de llamar por teléfono al número consignado en los carteles de obra, genera una respuesta de una persona que dice que en esa línea sólo se atienden reclamos sobre seguros del Automóvil Club.
El silencio de radio por parte de las autoridades y de los privados despierta preocupación. Cerrar o abrir una estación de servicio no es una decisión privada, es incumbencia del Estado -¿municipal? ¿provincial? ¿concurrente? -cuya no intervención genera colapso a las otras cuatro estaciones y dificultades a los usuarios.
Tras varios meses de esta anómala situación, y ante la absoluta falta de información sobre una actividad privada que debe brindar un servicio público esencial, sería momento para que los responsables de la regulación tomen cartas en el asunto e intervengan en este virtual cierre, de manera de evitar males mayores que, lamentablemente, se encuentran a la vista.
