ste día, arriba el navío ‘HMS Challenger’ a Puerto Luis (isla Soledad), entonces capital de Malvinas. Allí, desembarca el “teniente Henry Smith con cuatro soldados, comisionados para capturar a los criminales que habían fugado al interior de la isla con la caballada”. La misión se despachó desde Montevideo, al conocerse el hecho de sangre protagonizado por el grupo al mando de Antonio Rivero (Ernesto J. Fitte. Crónicas del Atlántico Sur).
El personal de Luis Vernet, “compuesto de ocho gauchos e indios mestizos, contaminados por la indisciplina y el desorden reinante, se amotinó el 26 de agosto asesinando traicioneramente a (Mateo) Brisbane (administrador delegado por Vernet), al capataz Juan Simón”, al despensero W. “Dickson y a dos personas más”.
Los sobrevivientes de la acción criminal, “trece hombres, tres mujeres y dos criaturas (…) con muchas dificultades pudieron escapar y refugiarse en la isla Hog, situada en Berkeley Sound, y allí vivieron durante dos meses hasta ser rescatados por el buque lobero Hopeful”, de la marina real.
Para la fecha de la llegada de Smith, tres de los prófugos “fuertemente armados, al conocer la necesidad de carne fresca que tenían, ofrecieron al capitán Nash (del barco ‘Antartic’) entregarle una vaca gorda y siete bueyes a razón de 5 dólares por cabeza, pagaderos no en dinero sino en su equivalente de pólvora, balas, tabaco y aguardiente” (op.cit.). Oferta que fue aceptada por Nash. Unas semanas después se repitió la operación, participando el propio Rivero de la transacción.
Esta actividad comercial, fue puesta en conocimiento del teniente Smith, quien dispuso de esa información para su misión persecutoria.
“Uno de los implicados –José M. Luna-se entregó aceptando servir como ‘testigo del Rey’, en ese testimonio afirmó que la ‘causa del disgusto que condujo al asesinato de Brisbane y de los otros, fue el pagarle a ellos en pesos papel en lugar de plata, como se había convenido anteriormente’. Juan Brasido fue muerto en una disputa con sus mismos compañeros. En cuanto a Antonio Rivero, se entregó a Smith el 7 de marzo” (Hugo Gambini. Crónica documental de las Malvinas).
Los detenidos “fueron remitidos a Río de Janeiro donde el comandante de la estación naval británica (…) condujo la investigación (…) Por alguna razón (…) se decidió repatriar a los acusados” y se los desembarcó y liberó en Montevideo (Crónica documental…)
