n la edición de este día, el diario La Nación publica la denuncia de Julio Popper sobre los secuestros que estaban afectando a los nativos de Tierra del Fuego.
Bajo el título de “Carnaval etnográfico”, Popper denuncia “las cacerías de indios en Tierra del Fuego y los buques negreros en el estrecho de Magallanes”. También “acusó a los empresarios responsables, solicitó la atención de los gobiernos argentino y chileno sobre la exhibición degradante de los fueguinos en Europa, y advirtió sobre la inutilidad de los resultados científicos basados en el estudio de los cautivos” (Julio Popper. Atlanta).
También dedicó su texto a abordar “un hecho criminal que pasa desapercibido aunque resalte a la vista: hace apenas un año se embarcaba en el norte de la Tierra del Fuego, en la Primera Angostura, nueve indios Ona del territorio argentino, encadenados cual horda de esclavos, por un señor francés llamado Mauricio, y ahora se exportan del territorio chileno para la especulación en Europa, un grupo de indios Alicaluf en condiciones que no difieren un ápice de las que rigen en ciertas costas de África”.
Ante estas denuncias, Popper formula una serie de interrogantes: ¿Cuál es el beneficio que resulta a la civilización con trasladar indios fueguinos a Buenos Aires o a Europa? ¿Será la mejora de una raza inferior a expensas de la superior? ¿Cuál es el servicio que rinde a la ciencia la especulación de un explotador de carne humana?”
Y responde a las preguntas formuladas públicamente: “El mayor servicio humanitario que podréis hacerles es el devolverlos a la libertad en el país en que han nacido, y es tan sólo allá donde vuestros estudios zoológicos o etnológicos podrán ser fecundos para la ciencia; y no os engañéis: si el indio Yagán o el Alicaluf del Estrecho de Magallanes hallase sus regiones por demasiado agrestes, nada le impide trasladarse más hacia el norte. Los animales saben emigrar, y con mayor razón los hombres” (op.cit.).
El secuestro e exhibición de nativos de regiones exóticas, sobre todo en Europa, tuvo un comienzo exitoso en 1874 con el Jardín Zoológico de Hamburgo. La muestra incluyó treinta ciervos y seis lapones. Esto potenció el negocio antropológico y se sucedieron las exposiciones, cuyos proveedores de seres humanos, de los más diversos sitios, recurrieron a acciones violentas, secuestros y cautiverio de individuos miembros de pueblos originarios.
