l fiscal Mayor de la provincia, Eduardo Urquiza, hizo una semblanza los cada vez más comunes delitos definidos en la modalidad de cibercrimen. Admitió que en los últimos meses han experimentado un notable crecimiento que se traduce en una gran cantidad de denuncias de ciudadanos comunes que han sufrido algún tipo de estas estafas virtuales.
En diálogo con el periodista de El Diario del Fin del Mundo, Urquiza destacó la importancia de “aprovechar estos recursos de comunicación para tratar de aclarar algunas inquietudes que nos parecen relevantes”.
Concretamente informó que en enero hubo un total de 216 asuntos penales iniciados en la Fiscalía, de los cuales 37 están relacionados con el cibercrimen en sus distintas modalidades, con el denominador común de haber acontecido en un entorno digital.
Planteó Urquiza la dificultad que tienen las normas penales para poder admitir estos hechos como delictivos en igual categoría que las defraudaciones o las estafas. La complejidad reviste en que, en la gran mayoría de los casos en entornos digitales “las personas que son engañadas, ergo víctimas de defraudación patrimonial, cometen la acción de aportar datos sensibles, que es lo que finalmente habilita el traslado del patrimonio de un punto al otro, produciendo el perjuicio”.
Además, reparó en que la ciberdelincuencia “no es muy antigua en el sistema de normas”. E hizo referencia a un convenio internacional, conocido como de Budapest del año 2001, al que Argentina adhirió en noviembre del 2017, “que propone armonizar el sistema de normas frente a este fenómeno, que es una nueva modalidad delictiva y que tiene una velocidad en su desarrollo muy ventajosa para el mundo del hampa” tal como caracterizó.
Así insistió en la dificultad de enmarcar este tipo de delitos de estafa en entorno digital, como una estafa ordinaria: “es un tema de discutir, que obviamente tiene que suceder en otros ámbitos. Quizás estemos frente a la necesidad de regular otro tipo de conductas delictivas específicamente referidas a estos hechos realizados en entorno digital” según propuso.
Remarcó otra dificultad que calificó como mucho más profunda relacionada con la investigación, “porque la evidencia digital es volátil, lo que usted conoce en un momento, en segundos desaparece. Su almacenamiento puede estar en cualquier parte del mundo. Un hecho que se conoce en Ushuaia, por ejemplo, está siendo realizado en otro país y todo el material informativo en términos de pruebas está en otro” graficó.
No obstante tales obstáculos, el Fiscal Mayor de Tierra del Fuego dijo que desde el Poder Judicial “estamos interesados en ir avanzando en un estudio profundo de la temática, en la necesidad de automatizar específicamente un espacio dentro del Ministerio Público Fiscal dedicado exclusivamente al cibercrimen”. Al respecto señaló que el distrito más desarrollado es CABA, y paulatinamente se ha ido ramificando por las provincias.
La pluralidad de víctimas también va en contra del correcto tratamiento del delito en sí. “Hay un entramado, una red que provocó este despojo de patrimonio en muchas personas, que están ubicadas en distintos lugares”.
Por otra parte, negó que los ciberdelitos se cometan específicamente contra un tipo de personas en particular, sino que “es muy diversa la cantidad de personas de una sociedad que cae como víctima de este tipo de episodios”.
Finalmente, el Dr. Eduardo Urquiza agradeció el interés de los medios por comunicar estas nuevas modalidades, “porque nos parece que junto con las fuerzas de seguridad tenemos que comunicar permanentemente este tipo de mecánica delictiva, para prevenir a la sociedad de que no cometa esos errores, por ejemplo, en el hecho de aportar datos sensibles”.
