lrededor de esta fecha, “Flora Tristán, la polémica abuela de Paul Gauguin, la escritora socialista y precursora del movimiento feminista, estuvo en el Cabo de Hornos en julio de 1833 y en ‘Peregrinaciones de una paria’ (1838) narró sus ‘horrores’. Describe allí un mar espantoso, donde el frío paraliza la fuerza de los tripulantes, incluyendo a los más fuertes” (Guillermo Giucci. Tierra del Fuego: la creación del fin del mundo).
Complementa su descripción: “En esos parajes desolados, el frío era tan intenso que el desmoralizado marinero se convertía en un ser inerte y algunos capitanes llegaban a dar órdenes con una pistola cargada en cada mano a fin de hacerse obedecer”.
Flore Célestine Thérèse Henriette Tristán Moscoso Laisnay, tal era su verdadero nombre, había nacido, en 1803, en París. Sus padres fueron el peruano Mariano Eusebio Tristán y Moscoso y la francesa Anne Pierre Laisnay.
Ese origen binacional fue el motivo de su viaje por los confines americanos, coincidente con el realizado por Robert Fitz Roy y Charles Darwin.
La muerte de su padre, en 1808, dejó a su madre y a la niña Flora en condiciones de extrema precariedad, dado que la ausencia “de un documento legal que acreditara que ella era la primogénita impidió que herede todos los bienes de su padre” (Manoel Obando. Infobae. Lima, 3/1/2023).
Muy joven se casó y tuvo tres hijos. Pero, pronto puso fin a su matrimonio. “Es así que, con tan solo 22 años, Tristán no soporta más y huye llevando con ella a sus dos hijos, dando origen al mote que tanto le gustaba para ella misma. Y es que, debido a su condición de hija natural, pero sin derechos, primero, y ahora de esposa separada, su condición era la de ‘paria’”.
Las cartas intercambiadas con un hermano de su padre, le planteó la posibilidad de heredar algunos bienes y decidió emprender el viaje hacia Perú. Con sus 30 años y dos de sus hijos se embarca en ‘Le Mexican’.
Se instaló primero en Arequipa y luego en Lima, donde pugnó infructuosamente por acceder a los bienes paternos.
Todas sus vicisitudes quedaron plasmadas en su libro ‘Peregrinaciones de una paria’ publicado en París en 1838.
“Tras ganar notoriedad luego de la publicación de su libro, y ya de vuelta en Francia, Flora se dedicó a apoyar diversas campañas a favor de los derechos de la mujer y de los obreros”.
Falleció en 1844, con 41 años, víctima del Tifus.
