urante este mes, la apertura del Canal de Panamá comienza a absorber la navegación interoceánica, afectando sensiblemente a la economía austral.
“La disminución del tráfico naviero comercial durante el conflicto (Primera Guerra Mundial); a lo que se suma, con posterioridad, la apertura del Canal de Panamá (…) Todos estos hechos del período, hicieron que aquel tráfico comercial internacional, con centros de distinta importancia tanto en la Patagonia Argentina como en la Chilena, disminuyera notablemente. Por consiguiente, todo ello repercute en lo económico, principalmente en el puerto de Punta Arenas y su zona de influencia y en los puertos de escala de los vapores que venían de Europa, como eran los de Montevideo, Madryn, Malvinas o Valparaíso” (D. Osvaldo Topcic. Historia de la provincia de Santa Cruz).
A estos elementos, se sumó la “retracción del movimiento comercial de la zona, como consecuencia de la paralización del movimiento del mercado ganadero ovino, y la consecuente caída del precio de las lanas, durante la finalización de la I Guerra Mundial, hizo que todo este complejo contexto socio económico afectara el sistema comercial y financiero del Territorio, trayendo como consecuencia los conocidos movimientos sociales de los años 1921 y 1922”.
Estos cambios fueron de gran impacto en la región, dada la rápida prosperidad que había tenido en los años del cambio de siglo. La incorporación de un enorme espacio de tierras vírgenes a la producción ovina, y de esa manera al mercado mundial, el “crédito fácil dado por los bancos y las casas comerciales, que concedían a todo aquel que poseyera el usufructo de un campo, sumado a la ausencia del Estado, o casi, en cuanto a la aplicación de impuestos y gravámenes aduaneros, todo coadyuvó a que fuera muy redituable el sistema económico basado en la explotación del ovino, no sólo para los estancieros, desde ya, sino también para las casas comerciales y los bancos del medio” (op.cit.).
La reacción obrera a las restricciones, que fruto de la crisis comenzaron a intentar imponer los patrones, produjo un agravamiento notable de la confrontación social, que se resolvió con la intervención del ejército y los fusilamientos masivos de peones.
El aplastamiento de las luchas de los asalariados agravó mucho más la crisis, dado las migraciones que produjo y la reducción del consumo debido a la caída de los salarios.