partir de esta fecha, Martín Gusinde se dedica principalmente al conocimiento de la etnia alakaluf, hasta fines de enero de 1924.
Su cuarto viaje a Tierra del Fuego, que fue el más largo que realizó el sacerdote y etnólogo austríaco, se prolongó desde diciembre de 1922 hasta abril de 1924.
Previamente, había incluido “una estadía de dos meses con los Yámana (…) En Puerto Mejillones (isla Navarino), logró que 50 Yámana se reunieran. El objetivo principal de su visita fue observar ceremonia de iniciación de los ‘yekamush’ (shamanes), denominada ‘laimayékamush’. Para lograr que la celebraran, el etnógrafo tuvo que apelar a la entrega de varios regalos, lo cual nuevamente demuestra que no siempre observó eventos espontáneos, sino que muchos de ellos fueron gestionados a partir del interés de Gusinde por registrarlos” (Dánae Fiore y María Lydia Varela. Memorias de Papel).
En sus informes, redactó “observaciones sobre la ceremonia del ‘kina’ y pudo tomar varias fotos de espíritus de dicha celebración”. Sólo se pudo realizar por incentivo aportado por Gusinde, dado que no estaban “celebrando la ceremonia realmente”.
También, incluyó una estadía de tres meses con los selknam en la costa del lago Fagnano. “Decidió quedarse con Tenenesk, un hombre mayor que era ‘xon’ (shamán), y que tenía profundos conocimientos sobre las culturas shelk´nam –lo cual según Gusinde lo hacía un informante ideal- y gran influencia sobre sus compañeros”.
En sus viajes anteriores se había dedicado al conocimiento de la cultura de las etnias selknam y yámana. En el caso de los nómades pedestres fueguinos, llegó a participar de una ceremonia del Hain, que dejó para la posteridad importante información sobre esa fantástica celebración ritual.
En esta incursión fueguina, “llevó a cabo sus observaciones fundamentalmente en Puerto Ramírez (situado en la península Muñoz Gamero, en la margen oriental del canal Smith), en cuyo frente se acordaba la isla Longa, asentamiento familiar alakaluf. Allí tuvo la oportunidad de entrevistar a más de 70 adultos alakaluf, quienes respondieron servicialmente y bien dispuestos a sus largas encuestas”.
En esas entrevistas, “si bien Gusinde sostuvo que hizo las mismas preguntas a todos los encuestados, centró su atención en las respuestas dadas por los hombres y mujeres más ancianos y reflexivos” (op.cit.).
