Naufragan hombres blancos en el estrecho y nace una leyenda
EL 29 DE ENERO DE 1540

Naufragan hombres blancos en el estrecho y nace una leyenda

29/01/2024
E

ste día, se establecen los primeros hombres blancos en el estrecho, aunque de manera involuntaria, “fueron los 192 náufragos de la carabela comandada por Francisco de la Ribera que debido a un temporal fueron arrojados a la playa cerca de bahía Posesión y que con el correr de los años dieron nacimiento a la leyenda de la Ciudad de los Césares” (José María González Ochoa, Quién es Quién en la América del Descubrimiento).

Ribera comandó “la nave capitana de la escuadra de cuatro barcos organizada y sufragada por Vargas Carvajal, obispo de Plasencia, al estrecho de Magallanes. Los barcos salieron de Sevilla en agosto de 1539, y en enero de 1540 alcanzaron la boca del estrecho. Nada más internarse en él una gran tormenta hizo naufragar la nave capitana. Nunca más se supo nada de ninguno de los ciento cincuenta hombres que viajaban en ella. Sin embargo, su desaparición provocó un reguero de leyendas que durante siglos alimentaron sueños y catástrofes. Se creía que varios náufragos, entre ellos Ribera, habían sido salvados por indios patagones que les guiaron a unas riquísimas minas, donde por las informaciones de otros antiguos náufragos como Melchor Ramírez, situaban ‘Trapalanda’ o la “Ciudad de los Césares’Así el desastre de la expedición del barco de Francisco de la Ribera y su ausencia de noticias sirvió para alimentar más el mito de El Dorado austral” (op.cit.).

Desde los primeros pasos de la conquista europea de América, los navegantes que pisaron sus costas se obsesionaron con alcanzar rápida fortuna a cualquier costo. “La leyenda del Dorado tuvo una vitalidad desbordante y puso en marcha empresas de exploraciones por un par de siglos en la parte septentrional de América del Sur (…). En la zona austral del continente, la leyenda que cumplió un papel similar fue la de la Ciudad de los Césares (Pedro Luis Barcia, Prólogo del libro La Ciudad Encantada de la Patagonia de Ernesto Morales).

Esta leyenda alimentó las más afiebradas fantasías de prosperidad de los europeos que pisaban las costas americanas hasta bien entrado el siglo XVIII.

De la expedición del obispo de Plasencia solo “confusas y contradictorias noticias han quedado de ella”. Los náufragos se sumergieron en el interior patagónico y no dejaron rastros de sus pasos. Las conjeturas surgidas de esta nebulosa alimentaron las fantasías que se iban tejiendo antes de llegar (E. Morales. La ciudad Encantada…)

 

Autor Bernardo Veksler

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