lrededor de esta fecha, se produce el crimen de cuatro colonos galeses por parte de nativos, en el sitio luego denominado Valle de los Mártires.
Meses después, la ofensiva contra una rebelión de nativos, efectuada por un contingente de gendarmes encabezado por el gobernador Eugenio Tello, desemboca en la detención de los rebeldes. En el interrogatorio se los vincula a ese crimen. Uno de los nativos “destaca el salvajismo con que los ‘indios’ mataron a (…) cuatro colonos galenses”. Estos, “de improviso se vieron asaltados como por quince indios armados de lanza, de la gente del casique Foyel. Un gales fue herido por una lanza, pero pudo montar un caballo y escapar. Luego llegaron varios colonos y encontraron a un colono “descuartizado, sin el corazón, brazos ni pies” (Sumario citado en la ponencia de Erica Guiñazú en el proyecto de investigación ‘Historiar las prácticas intelectuales en Patagonia’).
La rebelión de Cayupul se produjo en la Colonia 16 de Octubre. Los protagonistas fueron; “el cacique Cayupul, quien se consideraba intermediario entre la divinidad y su gente; (…) el cacique Salpu quien obedecía las órdenes del anterior (…). Se encontraba involucrado también el cacique Sacamata quien estaba sometido a la autoridad del gobierno…” (ponencia de Guiñazú).
Se los acusaba “de llevar a cabo una rebelión mediante la cual estarían preparando a los indígenas bajo su mando con el objetivo de sublevarlos e iniciar una guerra contra los cristianos. Los rumores (…) fueron pasando de boca en boca hasta llegar a oídos de las autoridades del Territorio Nacional del Chubut. Los sujetos que evidenciaban mayor preocupación por lo que estaba sucediendo eran los extranjeros que se dedicaban a la explotación de la tierra en aquella región o al comercio ambulante entre la cordillera y el valle”.
Tello partió en búsqueda de Cayupul. Lo acompañaban el salesiano Bernardo Vacchina, unos pocos gendarmes y un “piquete de voluntarios”.
La rebelión de Cayupul se produce después de la ‘Conquista al Desierto’, en el momento “de avance del Estado capitalista sobre las tierras de los pobladores originarios. Las nuevas condiciones establecidas generaban grandes desplazamientos de las comunidades que se veían impedidas de acceder a la tierra, mientras que ésta era mensurada y entregada a la elite criolla y a los comerciantes extranjeros” (op.cit.).