shuaia se enfrenta a un desastre urbano-ambiental que amenaza su futuro como destino turístico. La vía pública se ha convertido en un caos donde particulares ocupan veredas y espacios con maquinaria, objetos privados y otros elementos, sin consideración por el bien común.
Esta situación no solo entorpece la movilidad y la estética de la ciudad, sino que también daña nuestra imagen ante los visitantes. Las autoridades miran impasibles mientras el desorden se apodera de nuestras calles. Si no actuamos urgentemente para recuperar el orden y la limpieza, Ushuaia dejará de ser un destino atractivo. Estamos en una encrucijada: somos una ciudad turística, o no seremos nada.