La sangre en el ojo
Editorial

La sangre en el ojo

25/07/2024
A

yer se dio inicio efectivo al calendario competitivo de los Juegos Olímpico de Paris 2024, aunque debido a cuestiones organizacionales la ceremonia inaugural tendrá lugar recién mañana y, tal como se pudo apreciar la jornada futbolística resultó, desde todo punto de vista un papelón mayúsculo, nunca registrado en la historia olímpica.

No hace falta mucho para encontrar lo que una justa deportiva olímpica implica y dice pretender representar.

He aquí un breve enunciado de ello: Los cinco anillos de colores (azul, amarillo, negro, verde y rojo) representan la unión de los cinco continentes y la reunión de atletas de todo el mundo en un espíritu de competencia amistosa. Es un mensaje de unidad y diversidad que el logo de la cita deportiva aspira a continuar, desde su punto de vista particular.

El objetivo del Olimpismo es mostrar cómo el deporte puede hacer que todos seamos mejores ciudadanos mediante la combinación de la mente, el cuerpo y el espíritu. Su meta es ayudarnos a promover mejores relaciones entre las comunidades y las naciones, ayudándonos a vivir en armonía entre nosotros.

Los valores de excelencia, amistad y respeto fueron los seleccionados para describir la base sobre la que el Movimiento Olímpico une deporte, cultura y educación en beneficio de los seres humanos.

Bien, el sainete de ayer que involucró a las selecciones de Argentina y Marruecos durante el encuentro desarrollado en el estadio Geoffroy-Guichard de esa ciudad del sur francés no registra antecedentes y dista bastante de los principios enunciados.

A los disparates producidos durante el partido que debió ser interrumpido nada más y nada menos que siete veces por la invasión del terreno de juego por parte de hinchas que lograron burlar, sin aparente mayores inconvenientes, al dispositivo de seguridad francés, se suma el escándalo desatado tras el empate de nuestro seleccionado, cuando nuevamente el dispositivo de seguridad francés se vió superado por los hinchas marroquíes que invadieron el campo de juego, mientras otros desde las tribunas arrojaron contra los jugadores argentinos cuanto tenían a mano. Tan efectivo resultó el dispositivo de seguridad que hasta se denunció la explosión de una bomba de estruendo en cercanía del banco de suplentes argentino.

Obviamente, la posterior discusión de si había posición adelantada en la jugada que desembocó en el agónico gol del empate argentino resulta casi una anécdota menor. Para llegar a esa conclusión basta observar lo ocurrido en esos largos 90 minutos donde la incertidumbre se adueño de todo, condición que se observó por ejemplo en el desconcierto de los voluntarios que deambulaban de un lado para otro transmitiendo directivas que aparentemente ni ellos entendían, o con el anuncio de la voz del estadio que indicó que el partido estaba cancelado.

El final ya es conocido. Off side, anulación del gol del empate, unos minutos de alargue para terminar de dar contexto al ridículo y triunfo marroquí.

Si todo esto hubiese ocurrido en algún país sudamericano, no quiero imaginar lo que se estaría diciendo en las sedes de la elite deportiva europea.

Claro que no justifico para nada lo ocurrido en oportunidad de la Copa América con el canto que apunta, de manera despectiva, a los orígenes de los jugadores de la selección de Francia, hecho que lógicamente generó tanto revuelo, llegando a impactar en el seno mismo de nuestro gobierno, al punto tal de provocar el pedido de disculpas por parte de la Secretaria General de la Presidencia ante el embajador francés por el mensaje publicado por la Vicepresidente, pero que, a la luz de lo ocurrido, ahora pone en contraste la realidad. ¿Generará esto un pedido de disculpas por parte de Francia al menos hacia nuestros futbolistas? Sea por el robo sufrido en el predio olímpico, sea por la falta de capacidad para brindarles seguridad en reiteradas ocaciones, sea por el desastre organizativo puesto de manifiesto en un evento deportivo de esta magnitud.

En fin, es de esperar que la sangre en el ojo francés por los triunfos argentinos no nuble la visión olímpica.

Un antigüo refrán francés dice, “qui se couche avec les chiens se lève avec des puces” (quien se acuesta con perros, se levanta con pulgas), asi que, señores y señoras anfitriones y organizadores, “s´il vou plait” sacudan al animal, quítenles las pulgas y comiencen a actuar olímpicamente.

Merci

Etiquetas
Cuál es tu opinión sobre la nota?
  • Me interesó
    100%
    1 voto
  • No me interesó
    0%
    0 votos