no de los pasos positivos que se ha dado recientemente ha sido el proyecto de implementar la boleta única impulsado por el Bloque de la Libertad Avanza, un progreso significativo hacia la transparencia y simplicidad en las elecciones. Sin embargo, esta medida, aunque crucial, no es suficiente por sí sola. A las claras, es necesario un enfoque integral que aborde varias deficiencias estructurales en el sistema electoral fueguino.
El actual sistema de tachas, diseñado para dar al elector una herramienta adicional de expresión, ha demostrado ser ineficaz en su implementación, complicando innecesariamente el proceso y resultando en confusión durante los comicios. Asimismo, la frágil estructura de los partidos políticos, a menudo fragmentados y basados en liderazgos personales en lugar de plataformas programáticas sólidas, requiere de un marco regulatorio que incentive la estabilidad y la cohesión.
Las "listas espejos," por otro lado, han generado confusión entre los votantes, y manipulación estratégica en las últimas elecciones, minando la confianza pública en los resultados electorales. Esta práctica debe ser revisada y regulada de manera eficaz para evitar que se distorsione la voluntad popular.
Un problema adicional y preocupante es la actual disposición constitucional que separa las elecciones provinciales con un margen mayor a los seis meses. Durante este periodo, la transición de poder es ineficaz y puede generar un vacío de liderazgo, como se evidenció en los mandatos de las exgobernadoras Fabiana Ríos y Rosana Bertone, quienes operaron largos meses sin una renovada validación popular. Este desajuste temporal no solo es una cuestión de eficiencia política, sino también de respeto y adecuación a la voluntad del pueblo, que merece un proceso más inmediato y coherente.
Es tiempo que una actualización constitucional sea abordada con el enfoque estructural que Tierra del Fuego necesita, y no avanzar sobre la dinámica de ¨parches sobre parches¨. Los tiempos, las dinámicas sociales y las expectativas cívicas han cambiado, demandando un sistema que sea no solo más claro y accesible para el elector, sino también más robusto y estable en su arquitectura partidaria y en la transmisión de poder.
Actualizar la ingeniería institucional con estos cambios no es simplemente una cuestión técnica, sino un compromiso hacia la madurez democrática y la transparencia, valores que deben ser la piedra angular de cualquier sociedad que aspira a ser verdaderamente representativa y justa.
Tierra del Fuego, con su rica diversidad cultural y estratégica importancia geopolítica, merece un marco institucional que esté a la altura de su potencial y aspiraciones de futuro.