abemos que el estacionamiento de autos necesitaba de ordenamiento en el Aeropuerto de Ushuaia. Pero la imaginación siempre nos supera: Desde que cobrar por el estacionamiento pasó de sugerencia a realidad, las banquinas se han transformado en el destino preferido de pícaros vehículos.
Ahora, tanto coches particulares y de alquiler disfrutan de su retiro dorado en la anarquía perfecta con tal de no pagar.
Como embajadores del caos, los conductores dejan sus coches como ofrendas a la belleza del desorden, mientras la autoridad pública brilla por su ausencia.
Entre montañas y glaciares, Ushuaia ofrece a sus visitantes una nueva atracción visual: decenas de autos que encontraron su lugar de impunidad en las banquinas de la entrada y salida del aeropuerto.
¡Otro espectáculo digno de tan estimada ciudad turística!