l Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación Fueguina (Sutef) ratificó en el cargo de director de la Obra Social del Estado (Osef) a Franco Tomasevich, el dirigente que representa al gremio educativo y que en las últimas semanas fue acusado de realizar un festival de designaciones de planta política en el medio de la severa crisis económica que atraviesa el organismo.
La convalidación de Tomasevich se torna escandalosa por la forma en que se produjo: por un lado luego de un plebiscito llevado adelante por el Sutef en el que votó un 25% del total de docentes que se desempeñan en Tierra del Fuego, y por otra parte porque, como una especie de “tirón de orejas”, el sindicato le solicitó al director que remueva a su equipo de colaboradores.
Es como si las múltiples acusaciones que pesan contra el cuestionado funcionario hubieran originado un costo que no alcanzó para removerlo del cargo pero sí para condicionarlo a cambiar su entorno.
Tomasevich fue señalado públicamente por designar en 2024 a su pareja Julieta Celeste García en el cargo de coordinadora administrativa de la Osef.
García, de oficio peluquera, había ingresado originalmente al organismo en junio de 2023 como categoría A de planta de gabinete, y al año siguiente fue ascendida a la estratégica coordinación por donde pasan las compras de medicamentos e insumos médicos, con un sueldo superior a los $3,5 millones de pesos mensuales.
Además, Tomasevich realizó otras designaciones políticas como la de Nadia Ayelén Silva, destinada a cumplir funciones en el Departamento Atención al Afiliado y Recepción General de la delegación de Río Grande de la Osef.
Según se conoció, García fue comisionada en varias oportunidades para acompañar a Tomasevich en sus “gestiones”, ya sea en viajes a la ciudad de Río Grande como así también a Córdoba a fin de realizar “tareas inherentes a su función”.
No solo eso. Desde su asunción como director de la Osef en enero de 2023 Tomasevich pidió el cobro de la “asignación compensatoria por vivienda” que abona el Poder Ejecutivo a los funcionarios que desempeñan sus funciones a más de 100 kilómetros de su lugar de residencia.
El año pasado, actuando como presidente interino de la obra social, autorizó varias contrataciones en la modalidad compra directa, entre ellas un sistema informático por 61 millones de pesos y el servicio de limpieza por 121 millones de pesos. En ese periodo también firmó la resolución de presidencia 634/24 reconociendo que el organismo tramita compras «apartándose de la ley provincial N° 1015» (ley de contrataciones).
Y mientras la Legislatura debate proyectos de ley para salvar del quebranto a la Osef, el organismo se convirtió en un festival de designaciones políticas.
Los datos así lo avalan: desde 2017 y hasta 2023 la planta política fluctuó entre 14 y 18 personas, mientras que desde 2023 comenzó a incrementarse hasta llegar a 50 personas a marzo de este año.
La farsa del plebiscito
En este escenario, el gremio educativo y su dirigencia desestabilizante que pugna todo el tiempo por aumento de sueldos y deja sin clases a los alumnos de Tierra del Fuego decidió que se debía plebiscitar el desempeño de Tomasevich.
“El plebiscito se desarrolló en todas las instituciones educativas de la provincia los días martes 6 y miércoles 7 de mayo, con la participación de delegadas, delegados y docentes que garantizaron la transparencia del proceso”, explicó el sindicato en su sitio web.
Según consignaron, en los comicios internos votaron 3.364 personas, de las que un 38,86% se inclinó por la ratificación en el cargo del director, “un 36,27% por la renuncia y un 22,69% por la continuidad”.
El Sutef no mencionó que en la provincia trabajan 12435 docentes, de los que 4246 son interinos, 1467 suplentes y 6722 titulares. Es decir que en el plebiscito votó el 25% del total de maestros y profesores que tienen y utilizan los servicios de la Osef.
Pero otro dato llamativo es que la dirigencia sindical resolvió la continuidad de Tomasevich pero la remoción de su equipo de colaboradores, algo que no se explica a qué se debe.
Esa medida igual generó una polémica interna dentro del gremio educativo. Primero se especuló con que iba a difundirse una nota general de afiliados pidiendo la continuidad de la planta política del director, pero finalmente se decidió que se hicieran pedidos individuales.
De ese modo, y desde el pasado viernes, el subcoordinador Guillermo Carreño empezó a recibir notas individuales pidiendo por la continuidad de integrantes de la planta política de Tomsevich, por haber “demostrado ser plenamente capaces de afrontar las tareas que le han sido asignadas”, entre otros argumentos similares.
Estas notas no solo demuestran la interna gremial, sino que en caso de que alguna prospere, el “tirón de orejas” será incluso menor al decidido por la cúpula del Sutef.
El Estado como colonia
El rol del sindicato educativo, quizá el de mayor influencia en el ámbito estatal fueguino, ante la crisis de la obra social, demuestra los verdaderos intereses que protegen los dirigentes y lo alejados que se encuentran de los repetidos discursos en favor de la educación pública.
Así, mientras el Sutef pugna por aumentos salariales y en el medio repite paros y desobligaciones como única estrategia de presión, a su vez protege a su representante en la obra social a pesar del aumento de la planta política y de los nombramientos cuestionados en el organismo.
El gremio que ahora pide aumentar impuestos a privados para garantizarse mejores sueldos (a través de un proyecto de ley) por otro lado sigue colonizando estructuras estatales con allegados para seguir alimentando una rueda sin fin.