De Tierra del Fuego para don Federico, don José Luis y el hijo de Garramuño
Editorial

De Tierra del Fuego para don Federico, don José Luis y el hijo de Garramuño

Por: Comité Editorial EDFM
15/05/2025
M

uchas son las imprecisiones que durante este último tiempo se vienen escuchando respecto del subrégimen industrial de Tierra del Fuego que se desarrolla al amparo de la Ley 19.640.

Desde una óptica general, tanto la manipulación de la información como los planteos economicistas que hacen referencia al impacto negativo del costo fiscal que el subrégimen implica para las arcas nacionales, generan un escenario de tensión que lógicamente puede entenderse a partir del enfrentamiento de grupos e intereses económicos establecidos de uno y otro lado del Estrecho de Magallanes.

Vale aquí establecer una marcada diferencia; dejar de percibir no es lo mismo que aportar. Ergo, el Estado nacional no aporta fondos para el sostenimiento de la actividad industrial fueguina, como no lo hace en ningún punto del país donde se han establecido exenciones impositivas de distintas características, todas ellas orientadas, como en el caso fueguino, a fomentar el desarrollo territorial.

Dicho esto, vamos a adentrarnos en lo ocurrido a partir del anuncio de la administración libertaria respecto de la eliminación del arancel del 16% a los celulares, y la reducción de impuestos internos, que pasará del 19% al 9,5% para productos importados y se eliminará para aquellos fabricados en Tierra del Fuego.

Establecemos sí una diferencia conceptual, esperaremos a conocer acabadamente la norma para poder hacer un análisis pormenorizado de los efectos que la misma pueda generar, pero en estas líneas dejaremos en claro nuestra posición respecto de las definiciones de algunos de los personajes centrales, que conforme el estilo que imprime el liderazgo político al que responden, no dudan un segundo en caer en el insulto, la altanería y la soberbia de quien se considera una estirpe de raza superior.

Claro que hace mucho tiempo que, afortunadamente, habitar en estas latitudes no presenta el nivel de rigurosidad de otrora, y que merced a ello se hace necesario repensar algunas cuestiones. Tan cierto como que somos el único estado provincial insular del país, cuya conectividad con el continente presenta más problemas que soluciones. A excepción de los Sturzenegguer y los Espert de la vida, que no tienen la más pálida idea de lo que significa esa realidad, quienes habitamos la ciudades fueguinas, desarrollando distintas actividades, sabemos perfectamente lo que implica tener que atravesar cuatro fronteras, un balseo sobre el Magallanes dependiendo de empresas chilenas, para ir de Argentina a Argentina. Personajes como los nombrados seguramente no sepan lo que representa que exista una única vía de comunicación terrestre por la que circula el 90% de las mercaderías con las que nos abastecemos, que a pesar de la dimensión de su importancia sigue cubriendo más de 3.000 kilómetros con una única vía de circulación por mano. Dado que eventualmente sólo se desplazan hasta estos lugares en oportunidad de alguna campaña proselitista, tampoco están enterados de las dificultades para acceder a una plaza aérea, sea por disponibilidad o por las tarifas vigentes.

Pero bueno, con la visión porteña que caracteriza la toma de decisiones nacionales, es natural que no lo conozcan. Lo que no es lógico es que teoricen con tanta liviandad sobre lo que significa y representa Tierra del Fuego.

Aún más grave, minimizar el impacto que la pérdida de fuentes de trabajo puede significar en términos de “equilibrio general” es a todas luces una burrada. Si la visión económica para impulsar el desarrollo del país es la de la sábana corta, estamos fritos. Así que a don Federico le parece sabio que a partir de que un celular sea más barato, el ahorro en su adquisición justifique menos empleo en Tierra del Fuego para que en otro punto del país, alguien emprenda y genere empleo con ese ahorro. Sencillamente ¡brillante! ¿Resultará postulado para el próximo Nobel de economía?

¿Qué estimación seria puede sostener que por el régimen fueguino en el país hay una pérdida neta de 60.000 puestos de trabajo? ¿Qué pretende justificar don Federico con tamaña estupidez? Para fines del 2024, el sector industrial fueguino generaba 9.500 empleos aproximadamente. Si se aplica la lógica de don Federico, es dable suponer que a la administración libertaria la relación 6 a 1 es aceptable en términos de lo que podríamos denominar “sacrificio en pos del equilibrio”. Y sí, escuchando a estos señores, es dable suponer esto, y algo más.

No conforme con esto, don Federico nos enrostra los alcances de su trabajo intitulado “Endogenous Learning and Trade Policy”,  en el que, según su óptica, se postula el motivo por el que la protección de una actividad impide converger en la productividad internacional. Vuelve a atacarnos la duda. Con ese criterio ningún país del mundo establecería promociones impositivas o políticas proteccionistas determinadas por estrategias geopolíticas o económicas. Habría que ver que opina don Trump sobre el particular, por lo que sería interesante saber su consideración sobre lo postulado en el escrito aprovechando que está en inglés y no hay que andar traduciendo…

Igual, al decir de Les Luthier, comenzamos a alejarnos sin terminar de entender qué quiso decir don Federico con eso de que “pienso que abrir la importación de bienes de capital usados va a llevar a nuestra industria de bienes de capital a ser de clase mundial en unos años”. ¿No estábamos hablando de la liberación de aranceles y eliminación de impuestos para bienes de consumo?, ¿o se le escapó algún anuncio que tenían reservado para un próximo acto de campaña? Vaya uno a saber qué pasa cuando don Federico piensa…

También el hombre asegura que de haber mantenido la protección, el empresariado se hubiese quedado donde está. Y sí, calculamos que sí, y no lo que está pasando ahora que se corre el riesgo que, al quitarle la protección el empresario esté pensando en rajarse. Claro, qué son 9.500 puestos de trabajo en Tierra del Fuego contra los potenciales 60.000 en el resto del país. Eliminemos la industria fueguina y ¡viva la libertad carajo!

Y en eso de pensar, don Federico vuelve a sorprendernos. Imaginamos que tras algún período de profunda reflexión, el hombre tiene la inquietud de preguntarse: ¿Cuál es el efecto del régimen de protección sobre la isla? Y su respuesta no es menos sorprendente que la liviandad con que relativiza la pérdida de fuente laborales.

Dice que piensa que es devastador. Chupate esa mandarina.

Qué fueguino no se imaginó ser Nueva Zelanda, aunque el hombre redobla la apuesta y asegura que en realidad podríamos ser mucho más que Nueva Zelanda. En fin, la verdad no sabemos si sentirnos orgullosos por la proyección o enojados por que pretendan volver a tomarnos por pelotudos, dicho esto en maorí suponemos que está bien escrito.

Debe haberle costado mucho trabajo a don Federico establecer la comparación de una provincia de unos 200.000 habitantes con un país desarrollado con más de 5 millones de habitantes, que por su índice de desarrollo humano ocupa el 13 lugar en el mundo. ¿Nos parece a nosotros o es un dislate total?

Si bien las medidas anunciadas son de alcance provincial, podemos coincidir con el ministro libertario que efectivamente Ushuaia es la puerta al destino turístico con mayor potencial del mundo que es la Antártida. Que la ciudad más austral del mundo tiene mística, navegación, trekking, cruce de los andes, glaciares, gastronomía, esquí en contra temporada, aunque en eso de tener energía a morir podemos discutirlo un rato, en líneas generales es así. Don Federico, no se olvide de Río Grande y de Tolhuin. También son Tierra del Fuego.

Ahora, si realmente los fueguinos decidimos transformarnos en un parque de diversiones mundial que reciba millones de turistas al año, para converger en pocos años a niveles de ingreso europeos, sin duda es un proyecto mayúsculo para desarrollar, del que la Nación o al menos los actuales inquilinos del poder, no parecen estar muy decididos que digamos en llevar adelante. Salvo que también pretendan convencernos que los grandes centros turísticos mundiales crecieron por generación espontánea, sin planificación alguna y sin la implementación de políticas de estado promocionales que determinen tal configuración. O volviendo al maorí es que nuevamente pretenden tomarnos por pelotudos.

Sumado a todo este repertorio de sesudos análisis, aparecen graciosamente las inspiradas recomendaciones de otro insultador serial, y sin dudas profundo conocedor de la realidad fueguina, como parece ser José Luis Espert.

Muy suelto de lengua este otro especialista se ocupó de, por un lado mostrarse ofendido por considerar que al que se lo toma por boludo es a él y, por otro iluminarnos con las alternativas que tenemos en Tierra del Fuego para transformarnos en… ¿Nueva Zelanda?, ah no, cierto, eso lo soñó don Federico. Bueno, el hombre sugiere que seamos una provincia con producción gasífera, chocolate por la noticia, ya está y se inyecta al gasoducto austral con el que se calientan y toman café en el Congreso, por ejemplo. Podríamos hacer petroquímica y acuicultura, pero tenemos que adherir al RIGI que, oh sorpresa no es más que un esquema de incentivos que contiene beneficios tributarios y aduaneros que maneja a su discreción el poder central. Vale volver a mencionar el término en maorí, o lo podemos decir en criollo. ¡No nos tome por pelotudos don José Luis!

Por si el hombre no está enterado, para reconvertir la matriz productiva de Tierra del Fuego en 2021 se creó un fondo específico dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo, que se financia con el aporte mensual obligatorio equivalente al 15% del beneficio obtenido en concepto de IVA por la venta de productos elaborados bajo el régimen de promoción que deben realizar las empresas que adhirieron al decreto que prorrogó los beneficios fiscales de la 19.640 hasta el 31 de diciembre de 2038.

Vale mencionarle a don José Luis que, a diferencia de lo que establecía el lanzamiento de la criptomoneda LIBRA, los recursos allí fondeados deben destinarse en función de las modificaciones introducidas por Nación en febrero de este año al decreto de creación del FAMP, de la siguiente manera:

El 60 % del total del monto recaudado y percibido se destinará para el financiamiento de proyectos productivos de empresas que se enmarquen en los objetivos de mejorar la competitividad y ampliar la matriz productiva de la Provincia de Tierra del Fuego, de proyectos en los sectores de ciencia, tecnología y economía del conocimiento, que tengan por finalidad el desarrollo de aplicaciones productivas en el territorio de la provincia, así como el financiamiento de acciones de capacitación y de formación de recursos humanos, que hayan sido aprobados con carácter previo por el Comité Ejecutivo del Fondo para la Ampliación de la Matriz Productiva Fueguina. Por lo menos un tercio de estos fondos deberán otorgarse a proyectos de inversión de sociedades no beneficiarias del Régimen de Promoción de la Ley N° 19.640 ni a empresas controladas por ellas, o en las que participen societariamente personas humanas accionistas de las mismas.

El 40 % del total del monto recaudado y percibido se destinará a inversiones en obras de infraestructura que presenten la Provincia y los Municipios de Tierra del Fuego, y/o el ESTADO NACIONAL y sus jurisdicciones, que tengan como objetivo el desarrollo productivo, la reducción de costos logísticos, la competitividad, las infraestructuras productivas y el ordenamiento territorial, y que hayan sido aprobados con carácter previo por el Comité Ejecutivo del Fondo para la Ampliación de la Matriz Productiva Fueguina.

Asimismo, podrá destinarse a proyectos de similares características a las antedichas, que sean presentados por jurisdicciones, organismos y/o reparticiones que integren el Sector Público Nacional, siempre que, en ejercicio de sus respectivas competencias, lleven adelante acciones que se desarrollen en el ámbito territorial de la Provincia de Tierra del Fuego.

En ningún caso y por ningún motivo se podrán asignar fondos para financiar gastos corrientes de la Administración Provincial ni de ninguna otra dependencia del Sector Público Nacional, Provincial y/o Municipal.

A fines de 2024, de acuerdo a la información que el Gobierno Nacional suministro al diputado nacional de la Coalición Cívica Juan Manuel López a través de un pedido de acceso a la información pública, el FAMP ya contaba con un presupuesto de $185.000 millones, de los cuales había invertido $91.000 millones en bonos y letras del Tesoro.

¿Será que en Nueva Zelanda el estado también financia su déficit con los recursos de las provincias?

¿Sabrán don Federico y don José Luis y todos los demás dones que acompañan estas brillanteces la cantidad de puestos de trabajo que Tierra del Fuego podría generar con CIENTO OCHENTA Y CINCO MIL MILLONES de pesos?

Seguramente lo saben, pero con sus limitadas miradas porteñas seguramente pretenden ser quienes determinen qué puede o no hacer un estado provincial con los recursos que su actividad genera. Tal como lo hace con los hidrocarburos, la minería, la pesca, la ganadería, la agricultura y todos los recursos naturales de las provincias poseen y desarrollan.

Ya que tanto les gusta mirar al norte para referenciarse, cabe preguntarse por qué no ven de replicar el funcionamiento federal del país que suelen tomar de ejemplo.

Seguramente por esas latitudes no se traban las remesas aprobadas para la financiación de proyectos como, por citar un ejemplo, está ocurriendo en nuestra provincia con la inexplicable demora de la liberación de los fondos del FAMP establecidos para el mantenimiento del parque energético de Ushuaia que tendrían que haberse remesado el pasado mes de enero.

Quizá así, las cosas podrían empezar a cambiar de verdad.

No crea que nos olvidamos del hijo de Garramuño. El modelo polimodal de la política vernácula que sin haber trabajado en la actividad comercial liberal ni un solo día de su vida, nos ilumina con su sapiencia para reconvertir el futuro de su tierra.

 

(*) El Comité Editorial está conformado por un grupo de periodistas de EDFM. El desarrollo editorial está basado en su experiencia, investigación y debates sobre los temas abordados.

 

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