l tiempo sigue pasando y se está haciendo necesario que de una buena vez se desactive el conflicto judicial – político, que más allá de continuar tensionando solo genera un aumento en la ya pobre percepción ciudadana sobre la calidad de las instituciones. Pareciera que la conveniencia política termina imponiendo que el conflicto indefinido importa más que la propia justicia o la democracia. El marcado silencio de la gran mayoría y la pretendida postura de parecer civilizados solo oculta la cada vez más evidente intención que determina que para algunos lo verdaderamente importante es no resolver nada.
¿Qué podría salir mal cuando quienes deben administrar en buenos términos el poder están más ocupados en ver su propio ombligo?
En fin, tic... tac…