a arquitecta Alejandra Pennisi, especialista en infraestructura hospitalaria, brindó un panorama de los avances dados en la materia y puso como ejemplo las obras que viene llevando adelante en la Clínica San Jorge, en Ushuaia.
Cuando ingresó a trabajar para el sanatorio, hace 20 años, se encontró con un edificio difícil de manejar ya que en ese momento el centro de salud funcionaba en casas compradas que se unían a través de rampas.
En esa época Pennisi comenzó con su formación en la Asociación Argentina de Arquitectura e Ingeniería Hospitalaria (AADAIH) y desde entonces todos los años viaja para participar de congresos. A su currículum se suman diplomaturas en Sustentabilidad de Edificios para Salud y en Recurso Físico en Infraestructura en Salud.
A partir de sus amplios conocimientos Pennisi logró generar y desarrollar un plan maestro. Ese plan maestro permitió que algunas propiedades se pudieran demoler en su momento. “Uno programa qué se demuele, qué se construye, qué se proyecta para esta clínica definitiva entre comillas. Tratamos de hacer una estructura sólida, de hormigón o metálica, que es muy genérica externa, y los tabiques interiores los hacemos en placas de yeso, de manera que se pueda modificar”, detalló.
La Arquitecta señaló que la arquitectura hospitalaria es muy dinámica porque constantemente cambian mucho las especialidades. Asimismo, mencionó que las características de la misma clínica requieren dinamismo dado que no se construyó en un baldío desde cero por lo cual todo el tiempo hay que readaptar el edificio existente mientras se construye lo nuevo. “Las normativas de salud van cambiando, entonces cambian las medidas y tenemos que ir adaptando boxes de terapia intensiva, habitaciones, sanitarios, salas de espera. Nuestros edificios tienen que ser con un sistema en seco que permita que se haga rápido, que sea eficiente, que no moleste porque estamos veinticuatro siete”, explicó Pennisi quien sumó a la Arquitecta Magali´Messmer a su labor.
Nuevos edificios
La Arquitecta Pennisi contó que el plan maestro incluye varias parcelas y actualmente se están erigiendo nuevas construcciones en dos de ellas, ubicadas en la esquina de Jainen y Karukinka. Allí se construyen cuatro quirófanos, una sala de parto y algunas habitaciones VIP.
Posteriormente se realizará la demolición del laboratorio y de la guardia por Karukinka y Onachaga.
Por otra parte, en breve en Jainen 136, será inaugurado el edificio Roberto Livingston en cuyo subsuelo estarán el servicio de bioingeniería, mantenimiento y sistemas. En la planta baja estarán la recepción, la sala de espera y habrá tres consultorios. En tanto que en el primero, segundo y tercer piso se distribuirán 18 consultorios, algunos con sanitarios propios que son para Urología, Ginecología o Ecografía, y en el último nivel habrá un auditorio y mini sala de reuniones para capacitaciones y jornadas de formación.
“Cada servicio es un mundo”
Pennisi puso en foco que “cada servicio es un mundo” y para desarrollarlo es necesario trabajar articuladamente con los profesionales de la salud. “Para hacer una Hemodinamia hay que meterse en el mundo de la Hemodinamia, lo mismo para Resonancia”, indicó y remarcó que hay que determinar cuestiones como “la funcionalidad, la cantidad de locales que asisten a cada servicio, el equipamiento médico”.
Por otra parte, señaló que cada sector tiene sus particularidades con respecto a los materiales a utilizar. “Vamos colocando el material que corresponde para cada área de acuerdo al uso”, comentó. Algunos ejemplos son el quirófano que debe contar con un piso específico denominado vinílico disipativo y las áreas críticas que necesitan aire filtrado y no pueden tener ventanas por lo cual requieren unidades de tratamiento de aire con tuberías termomecánicas.
Una curiosidad es que en los quirófanos se han incorporado ventanas con vidrio fijo, según mencionó la Arquitecta, especializada también en Neuroarquitectura y Neuroiluminación. “El cerebro responde a los espacios, a lo que ve. Los espacios no son solo cuestiones frívolas de tres por tres”, manifestó y remarcó que los sentidos responden al color con el cual está pintado el entorno, a los aromas, a lo que se ve. “Cuando estás en contacto con el exterior a través de una ventana, que es lo que hemos logrado en los quirófanos, el personal que ahí trabaja lo hace de modo más relajado con mejores emociones, con mejor trato”, resaltó.