l biólogo e investigador del CADIC-CONICET, Ignacio Chiesa, regresó recientemente de la campaña realizada a bordo del buque Falkor, propiedad de la fundación estadounidense Schmidt Ocean. La expedición, desarrollada frente a Mar del Plata, tuvo como objetivo relevar la biodiversidad bentónica a través de tecnologías de última generación.
El trabajo científico se centró en el uso del ROV Subastian, un robot submarino capaz de descender a gran profundidad, filmar en ultra alta definición y recolectar muestras sin dañar el fondo marino. “Fue un instrumento de muestreo sorprendente. Pensábamos juntar pocos organismos y recolectamos muchos más de lo previsto, además de obtener imágenes de una calidad excepcional”, explicó Chiesa.
El investigador valoró el bajo impacto ambiental del dispositivo en comparación con métodos tradicionales. “Con una red de arrastre se rompe bastante el fondo; en cambio, el ROV permite extracciones quirúrgicas y preserva el ecosistema”, señaló. Esta metodología, dijo, marca una tendencia en la oceanografía moderna y probablemente se convierta en estándar en los próximos años.
Más allá de los resultados científicos, la expedición generó un fenómeno de divulgación inesperado. La transmisión en vivo de las imágenes submarinas superó récords de audiencia y llegó a competir con programas televisivos masivos. “Nadie lo planificó de ese modo. Para nosotros ya era un sueño estar en ese barco, pero las imágenes atraparon a millones de personas y se generó algo que excedió a la propia campaña”, comentó Chiesa.
El efecto social se reflejó en la respuesta del público, especialmente durante las vacaciones de invierno. “Las imágenes eran tan potentes que no hacía falta entender biología marina para disfrutarlas. Empezaron a circular dibujos de chicos, galletitas en forma de peces, materiales didácticos que escapaban totalmente a nuestra planificación. La gente construyó su propia historia a partir de lo que veía”, relató. Según el investigador, uno de los mayores impactos se produjo en el ámbito educativo. “Hoy, dos meses después, nos siguen llegando noticias de maestras y profesores que incorporaron la expedición en sus clases. Se transformó en una herramienta pedagógica, algo que nunca habíamos imaginado al embarcarnos”, destacó.
Chiesa vinculó esta repercusión con la necesidad social de acercar la ciencia a la comunidad. “La divulgación es un objetivo del CONICET, pero no es fácil. Lo que pasó demuestra que cuando se logra transmitir el trabajo de campo con imágenes poderosas, el interés aparece de manera masiva”, sostuvo.
El Falkor continuará su recorrido por la región, con una nueva expedición frente a Bahía Blanca y Trelew. Para Chiesa, sería un sueño que en el futuro este tipo de campañas se realizaran en el canal Beagle o en el Atlántico Sur, “sería maravilloso mostrar también la riqueza de nuestros fondos marinos cercanos” destacó el investigador.