l Cerro Alarkén se erige como uno de los emblemas de la red de reservas urbanas de Ushuaia. Con más de 100 hectáreas de bosque nativo y costa sobre el arroyo Grande, combina conservación, recreación y turismo de naturaleza. Sus senderos de bajo impacto y su vista panorámica del canal Beagle la convierten en un punto de encuentro entre la ciudad y su entorno natural, uniendo disfrute y preservación a tan solo pocos minutos de la ciudad. Se suma el atractivo del imponente Hotel Arakur dentro del sector y su laberinto de senderos dentro del entramado del bosque nativo.
De igual modo, la reserva urbana Bahía Encerrada incorpora un enorme valor como pulmón verde en el corazón de la ciudad. Declarada reserva en 2009, abarca 31,6 hectáreas —21 de ellas espejo de agua— y alberga más de 70 especies de aves. Este humedal urbano se transformó en un verdadero laboratorio de educación ambiental, donde conviven biodiversidad y acceso público.
A su vez, la reciente señalización del Barrio Ecológico marcó el inicio de una nueva etapa en la gestión ambiental municipal. Creada por ordenanza en 2021, esta reserva busca garantizar la continuidad del bosque de ladera y establecer una “trama verde” que conecte el centro urbano con las zonas altas, integrando el paisaje natural a la vida cotidiana.
Por último, el Bosque del Faldeo, declarado reserva en 2022, enfrenta el desafío de proteger su ecosistema frente a los riesgos de ocupaciones e incendios. Allí se preservan coihues, ñires y lengas que conforman un paisaje vital para mantener la conexión entre la ciudad y la montaña.
En conjunto, estas cuatro reservas urbanas son una apuesta por el equilibrio entre naturaleza y urbanización. Funcionan como barreras naturales ante el avance urbano, resguardan el patrimonio ambiental y cultural de Ushuaia y consolidan la belleza que define a la ciudad más austral del mundo.
Además de su valor paisajístico o recreativo, estas reservas urbanas en Ushuaia asumen funciones clave para la calidad de vida. Las áreas naturales urbanas protegen las cuencas hídricas, regulan la dinámica urbana, retienen suelos y contribuyen a la biodiversidad, incluso cuando ocupan fracciones pequeñas del territorio: en ciertos casos aportan más del 30 % de la sostenibilidad ecológica urbana ocupando menos del 25 % del área. Además, funcionan como espacios de educación, recreación y encuentro comunitario, fortaleciendo la identidad ecológica de los territorios.