l equipo dirigido por Nicolás Noriega cumplió con creces las expectativas y dejó una imagen sólida en su primera experiencia mundialista. Tras vencer a Colombia en los cuartos de final, Argentina se midió en semifinales ante Portugal, una de las potencias indiscutidas del futsal femenino, que terminó imponiéndose por 7-1 en un resultado lógico por la diferencia de jerarquía y rodaje internacional.
Ya en la definición por el tercer puesto, las argentinas volvieron a enfrentar a otra potencia: España. El combinado nacional cayó 4-1, pero volvió a mostrar actitud, orden y un rendimiento competitivo frente a uno de los mejores equipos del mundo, tras haberse colocado 1-1 en el complemento y arriesgar a la victoria con quinta jugadora.
Entre las protagonistas del plantel argentino estuvo la ushuaiense Macarena Espinoza, surgida de la Escuela Municipal, quien formó parte de esta campaña histórica y sumó muchos minutos en el recambio de Noriega.
Su presencia en el Mundial marcó un hito para el futsal fueguino, tal como había sucedido en 2016 cuando los hermanos Alamiro y Constantino lograron el título en Colombia. Ahora, es la primera y nadie podrá borrarlo.
Argentina cierra así un torneo que deja una base sólida, experiencia internacional y un mensaje claro: el futsal femenino del país está listo para competir en la élite mundial.