l tenista australiano Nick Kyrgios se quedó este domingo con una nueva edición de la denominada “Batalla de los Sexos”, al imponerse por 6-3 y 6-3, en una hora y diecisiete minutos de juego, ante la bielorrusa Aryna Sabalenka, actual número uno del ranking WTA.
Según informó la Agencia Noticias Argentinas, Sabalenka no pudo superar al oceánico, que atraviesa la recta final de su carrera profesional y lleva un largo período con escasa actividad competitiva. Aun así, Kyrgios mostró su jerarquía en los momentos clave del encuentro y se apoyó principalmente en la efectividad de su servicio.
Sin embargo, el desarrollo del partido estuvo claramente marcado por el carácter de exhibición del evento. El duelo tuvo un clima distendido, con risas, gestos de complicidad y una intensidad moderada, en el que ambos jugadores priorizaron el espectáculo y el disfrute del público por sobre la competencia estricta.
En ese contexto, el encuentro dejó en evidencia la superioridad de Kyrgios, pese a que el formato contempló ciertas desventajas para el australiano, como un campo de juego reducido en comparación con el que utilizaba la campeona de veintiún títulos en el circuito profesional, cuatro de ellos de Grand Slam. Aun así, el jugador nacido en Camberra resolvió el partido con autoridad.
Tras el encuentro, Kyrgios destacó el nivel de su rival y el valor simbólico del evento. “Fue un partido difícil. Es una competidora increíble y una gran campeona. Ha ganado varios Grand Slam. Tuve que concentrarme porque pegaba golpes increíbles. Fue una gran oportunidad y un gran paso adelante para el tenis”, expresó el australiano.
Por su parte, Sabalenka también valoró la experiencia y dejó abierta la puerta a una revancha. “Me encantaría volver a jugar. Es un desafío para mí. Contra un chico todo es diferente, todo es más rápido. Espero recuperarme bien y estar lista para la temporada”, señaló la número uno del mundo.
Finalmente, esta fue la cuarta edición de la Batalla de los Sexos en la historia del tenis, tras los recordados duelos entre Bobby Riggs y Margaret Court, y Riggs y Billie Jean King en 1973, y el enfrentamiento entre Martina Navratilova y Jimmy Connors en 1992, consolidando así un formato que combina deporte, espectáculo y debate histórico.
