i nos remontamos a un par de años atrás, Gustavo Oreozabala y Raúl Olmedo, dos mendocinos, lograron cruzar el Canal Beagle a nado. Hoy la espectacular noticia nuevamente habla de otro mendocino, Juan Benegas, que el pasado sábado 3 de diciembre logró hacer cumbre en el monte más alto de la Antártida.
Juan Benegas, con sus 39 años de edad, no es un improvisado, tiene un respetable historial, como hacer cumbre en el Everest en 2001, o la travesía invernal a la pared sur del Aconcagua en 2003.
Para este proyecto, Benegas contó con el apoyo de mucha gente que puso el corazón y la confianza, y una empresa como Eskabe, que le dio todo el calor para concretar esta hazaña.
Juan es el primer argentino en llevar a cabo esta travesía, que implica pasar entre 8 y 10 días ganándole terreno a este macizo de hielo que llega a los 4897 metros de altura, luchando contra temperaturas de 40º bajo cero y un solitario andar, su única compañía fue un escocés. Los desafíos fueron grandes y las posibilidades de cometer errores, que pudieron costarle la vida, nulas.
El Vinson es el monte más alto del macizo Ellsworth, a 1841 kilómetros al sur de la Base Marambio. Su ubicación geográfica: 78º 2' latitud sur y 86º 19' longitud oeste, es decir, en el área reclamada por Chile, con lo cual Benegas tuvo que conseguir la autorización para realizar la expedición.
La dificultad de este monte no es tanto técnica como la que plantea su inhospitalidad y su separación del mundo. La combinación del frío extremo con el aislamiento, según expedicionarios anteriores, lo hacen similar a un monte de 7 mil metros. Será por eso que se encuentra entre las siete cumbres más altas del mundo, las que ambiciona cualquier andinista.
Después de tomar un avión Hércules hacia la base canadiense Patriot Hills tras siete horas que dura el vuelo, Benegas abordó un Twin Otter, una aeronave con esquíes en lugar de ruedas, con la cual llegó al campamento base del monte Vinson. Un equipo que conserve el calor del cuerpo, comida disecada, sopas, jugos y té para hidratarse, más un buen estado físico, fueron requisitos indispensables. Como complemento importante, unas cuantas baterías adheridas firmemente al cuerpo para que no vayan a descargarse, que fueron la fuente de energía para mantener el contacto con el resto del mundo.
En su fugaz paso por Ushuaia, el diario del fin del Mundo entrevistó en forma exclusiva a Benegas, que comentaba lo siguiente:
e.d.: Juan, contános cómo estás viviendo el momento después de este logro.
Juan Benegas: Ante todo buenas tardes, muchas gracias por el interés, realmente quiero reconocer que el diario siempre ha estado acompañándome. Me hicieron una nota cuando bajé del Everest en 2001 y en este momento me encuentro en la misma situación, que ningún medio se había acercado excepto un diario de Mendoza, ningún medio de orden nacional y los encuentro a ustedes nuevamente, así que prácticamente son de la familia.
e.d.: Tu logro toma más importancia no sólo por los cinco mil metros del monte Vinson, sino también por las condiciones climáticas.
J.B.: Sí, efectivamente, tenés un promedio de entre veinticinco y treinta grados bajo cero y cualquier persona que esté en el tema sabe que una ráfaga de solamente cuarenta o cincuenta kilómetros por hora de viento te baja cincuenta y cinco grados la temperatura, por lo tanto cualquier parte expuesta del cuerpo se cristaliza en segundos; todo lo que es cara, nariz, labios, que normalmente están expuestos, no tenés forma de protegerlos y en cuanto te sucede eso tenes que suspender cualquier tipo de marcha y tratar de meterte en la carpa porque es lo único que te va a proteger.
e.d.: Juan, a la hora de estar en la más profunda soledad, cuáles fueron los recuerdos que vinieron a tu mente.
J.B.: A la hora de estar en soledad es donde te imaginás cualquier tipo de accidente y realmente estás a dos mil doscientos kilómetros de la península Antártica, a horas de vuelo de la Base Canadiense que usé como base operativa; ahí tenés los recuerdos de todos los amigos que están vivos y todos los que no lo están, como es el caso de mi hermano, que me pude dar el lujo de haber llevado una foto de él hasta la cumbre del Vinson, y es la foto que te acabo de mostrar, que para mí es fantástica.