l Tribunal de Juicio en lo Criminal de Ushuaia condenó a un efectivo de la Policía de la Provincia que estaba imputado por facilitar en 2005 la fuga de un preso del Anexo N° 1 del Departamento de Asuntos Judiciales, ubicado en la calle Goleta Florencia casi Olegario Andrade de la capital fueguina. En principio se hablaba de que el reo se había fugado dentro de una bolsa de basura, pero durante el debate el propio protagonista de la evasión afirmó que la puerta del pabellón estaba abierta y que salió caminando en momentos en que el guardia se descuidó.
Los jueces Carlos Bet, Alejandro Pagano Zavalía y Roberto Magraner condenaron el jueves pasado a Omar Gustavo Funes, un integrante de la Policía que entre las últimas horas del 3 de junio y primeras del día siguiente de 2005 estaba de guardia en el Anexo N° 1 cuando un preso de apellido Villegas se fugó del lugar de detención. Los jueces encontraron culpable al efectivo del delito de favorecimiento negligente de evasión y falsedad ideológica, por lo que le aplicaron 2 años de prisión en suspenso más una multa de dos mil pesos.
En principio y durante su declaración indagatoria, Funes explicó y dijo creer que Villegas se había fugado dentro de una bolsa de basura que otros presos sacaron al exterior en donde, al parecer, habían puesto en su interior una cobija que soportara el peso del joven para poder efectivizar la fuga.
No obstante esta versión quedó contrastada cuando Villegas prestó declaración testimonial en el juicio, debido a que admitió que se había fugado caminando del lugar de detención, ya que a que ninguna de las tres puertas que tenía antes de llegar a la calle, tenían candado.
Vale decir que increíblemente los policías advirtieron que el preso faltaba de su celda cuando otros uniformados llamaron al penal para manifestarles que el recluso estaba caminando por avenida Maipú.
Detalles de terror
Pero más allá del hecho en sí y de la responsabilidad penal que se le endilgó al uniformado, una vez más quedaron en evidencia las falencias de un sistema de reclusión que en realidad es prácticamente una risa.
Ello quedó demostrado con la declaración testimonial que brindaron algunos policías durante el debate, en donde admitieron que en ese momento -no aclararon si en la actualidad el sistema sigue funcionando así- las puertas de las celdas de los presos quedaban sólo con el pasador y sin candado, debido a que no había plata para comprar dichos elementos de seguridad.
Uno de los policías testigos acentuó la falta de medios y dio a entender que si los presos no se escapaban era porque no querían y la comparación llegó a punto tal de manifestar que "están como en la casa de Gran Hermano", en claras referencias a la vida relajada que llevan los presos en los centros de detención de la provincia.