Sebastián Soplán reconoció ser "contrabandista" pero negó ser "narcotraficante"

Joven fueguino denuncia torturas en juicio por narcotráfico en Punta Arenas

19/01/2009
E

l principal imputado en el "caso drogas" que se juzga en Punta Arenas (Chile) negó ser cabecilla de una presunta asociación delictual e intentó demostrar irregularidades en el procedimiento policial que terminó con su detención.
"A mí me jodieron la vida, hicieron lo que quisieron conmigo", fueron las primeras palabras de Sebastián Pablo Soplán al enfrentar a los intervinientes durante la primera jornada de juicio en el Tribunal Oral, señala una crónica publicada por el diario La Prensa Austral.
En la nota se menciona que el joven argentino apuntó de inmediato a las presuntas "torturas" que asegura haber recibido por parte de funcionarios de la Policía de Investigaciones de Chile. Soplán admitió su responsabilidad reconociendo que se dedicaba al contrabando de cigarrillos, artículos electrónicos y en contadas ocasiones al tráfico de marihuana.
Además aseguró que el primer encuentro con los detectives ocurrió cuando fue sorprendido con un cargamento de cigarrillos que traía desde Río Grande y que desde aquel momento le ofrecieron "vía libre" y terminar con su "ilegal presencia" en el país bajo la condición de colaboración.
Sin embargo, el joven argentino habla de un quiebre ligado a su negativa a cooperar "para cargar a alguien (con drogas)", entendiendo que los policías consideraban que él les debía un favor. "Me estaban acosando y me di cuenta que me querían a mí. Hubo persecución", enfatizó.
Luego, en medio de lágrimas, se refirió al tema de las supuestas "torturas". Mencionó que "me presionaron con una bolsa en la cabeza, me golpearon, me torturaron... querían que les hablara de (el abogado Marcos) Ibacache, que diga que pasé 20 kilos (de marihuana). Y tenía tanto miedo que podía decir cualquier cosa".
Soplán explicó en detalle la participación de cada uno de los seis imputados (además de él) en las operaciones de tráfico desde Río Grande y que terminaron abruptamente en mayo con las dos diligencias de la PDI, una en Las Bandurrias y otra en avenida Bulnes (frente a Zona Franca).
"Mis amigos están aquí por mi culpa. No me imaginé que algo iba a pasar y los llevé. No sabían nada", dijo, para luego precisar que el único que tenía conocimiento pleno de su ilícito era Pablo Morales Armijo, el joven de 20 años que fue condenado y que se encuentra cumpliendo su pena en libertad.
Sebastián Pablo Soplán fue detenido junto a dos personas durante mayo en el sector fronterizo de Las Bandurrias (Tierra del Fuego). Detalló que aquella noche salió desde Río Grande en el vehículo de un amigo en busca de Pamela y Miguel Díaz con la intención de ir en busca de diversión a Ushuaia. Sin embargo, debía cumplir una entrega que le significaría 40 minutos de viaje hacia el paso no habilitado. Como pretexto ante sus compañeros, "quienes nada sabían de mi intención", aseguró que debía entregar nafta (bencina) a un amigo. Un bidón a la vista en el automóvil hizo creíble su versión.

Interrogantes…

La frase "el fin justifica los medios" del abogado de la Defensoría Penal, Jaime Obando, marcó su intervención y las consultas que luego formularía a Soplán. Las interrogantes se centraron en el procedimiento de la detención, para lo cual el imputado debió usar un pizarrón para describir el escenario donde se concretó la acción.
Se trata de una planta de medición de gas que se levanta a menos de 100 metros del hito Nº 8 del límite internacional. La separación de los territorios chileno y argentino está marcada por un alambrado, que a escasos metros se refuerza con una zanja. No obstante, en medio de la noche un foco de luz blanca ilumina el punto donde se ubica una escalera de poco más de un metro que permite el paso para ambos países.
Fue en aquella estructura donde Soplán dice haber sido detenido por los detectives, asegurando que el automóvil Fiat Palio que conducía, en el cual portaba dos kilos de marihuana y en el que permanecían Pamela y Miguel Díaz, nunca pasó para el lado chileno al no existir necesidad ni intención.
El también defensor Guillermo Ibacache intervino para formular un interrogante: ¿entonces cómo el vehículo aparece luego en Chile? El imputado respondió que se trata de un automóvil bajo, sin doble tracción y que para su tránsito necesitaría sortear la zanja y el alambrado.

Etiquetas