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o nos gusta hacer periodismo de periodistas.
Sí me parece importante tomar un tema que fue protagonizado por periodistas, uno ejerciendo su función y el otro, temporariamente, como funcionario del área de información del gobierno de la Provincia.
Durante el desarrollo del acto del 2 de abril, hubo un entrecruce entre el periodista radial Martín Chávez, de FM Artika, y Gabriel Ramonet, secretario de Comunicación Institucional de la Provincia. Todo terminó con una serie de fuertes insultos proferidos por Chávez a Ramonet.
La cuestión por la que discutieron no la voy a analizar, por eso de que no nos gusta hacer periodismo de periodistas, aunque sí me quiero referir al grave hecho que se produjo en ese momento.
Refiriéndose al tema otro periodista, Santiago Reyes de FM Master dijo "nada justifica el insulto" y estoy de acuerdo con él. Nada justifica el insulto, nada.
Además el hecho ocurrió justo el día en que estaba siendo conmemorado el 2 de abril de 1982.
Fue justo el día en que se recordó a los caídos por la Patria.
Fue justo el día en que era velado don Raúl Alfonsín. Ese hombre al que el país le rescataba haber regado por todo el territorio argentino una conducta contraria a la que se presenciaba en Tierra del Fuego.
Justo el día en que todo el arco político le rescataba a Alfonsín el habernos enseñado que además de confrontar ideas, de debatirlas también existe el diálogo, el consenso, la persuasión, el acuerdo, elementos que contribuyen a una democracia mejor. A un país mejor. A un hombre argentino mejor. Justo ese día el insulto y la intolerancia eran protagonistas del aire radial fueguino.
Creo que Martín Chávez se equivocó y muy feo. También creo que se equivocó tan feo como él quien conducía el programa desde el piso de la radio, por no haber sacado del aire a Chávez cuando vio que había perdido, literalmente, la calma que se debe tener cuando se está al aire.
Tener una radio no es una habilitación de una tribuna para insultar al aire.
La discusión -sea por cuestiones personales o no, eso no importa- que protagonizaron el periodista y el funcionario debe estar siempre enmarcada en el respeto. Cuando alguno de ellos se sale de ese marco y recurre al insulto como elemento de confrontación hace daño, no sólo en este caso a Chávez y a la radio sino a todos quienes nos dedicamos a esto, que es informar de la mejor manera que sabemos hacerlo.
El insulto termina siendo una falta de respeto para quienes escuchan la radio pero también para quienes ejercen la profesión de periodistas porque no existe ningún manual de enseñanza de la profesión que contenga el insulto como forma de trabajo, en ningún caso.
Esta columna no es, ni por asomo, una defensa de la posición de Gabriel Ramonet ni debe considerarse un apoyo al funcionario. Ramonet es una circunstancia, sólo quería referirme a algo que me pareció muy grave y sobre lo que quise expresarme, porque además fue cuando la muerte, la de los soldados de Malvinas o la de Alfonsín, nos propone reflexionar para que entre todos podamos tener una actitud mejor.
Y creo firmemente que necesitamos una Argentina con menos confrontaciones, menos crispada, menos enfrentada, menos intolerante, con menos destrucciones, menos insultos y sí una Argentina más unida, con más diálogo, con acuerdos, constructiva, más reflexiva, más tolerante, más como le gustaba a Alfonsín.