Festival Internacional – V Edición

De lo serio a lo festivo (26 de abril 2009)

28/04/2009
P

or Pepe García

En esta oportunidad la Gala del Festival tuvo dos manifestaciones: una en el Complejo Cultural Esther Fadul, con la participación de la Orq. Sinfónica de Moscú dirigida por J. Uliarte. Esta función es una de las actuaciones gratuitas, que tanta convocatoria despiertan. No he tenido tiempo suficiente para averiguar pormenores sobre ese concierto, pero no puede haber sido sino un éxito, como lo fue la función realizada en el Salón Millenium; opté por concurrir a ésta, a escuchar al Quinteto de vientos denominado Ensamble Las Hayas conformado por Fabio Mazzitelli (flauta); Cecilia Maragno (oboe); Marcelo Ruiz (clarinete), Rodolfo Roson (clarinete) y Sabrina Pugliese (fagot); hay que sumar la intervención del barítono Carlos Bertazza, quien ostenta el premio Pavarotti. Esta presentación contó con el auspicio de la Embajada de España, a través del organismo correspondiente.
Si de Quintetos de viento hablamos, es imposible no hacer una referencia, sin el menor atisbo de hacer comparaciones, a una extraordinaria formación creada en de década del 60 por músicos integrantes de la Orq. Sinfónica Nacional y que más tarde pasarían a denominarse del Mozarteum Argentino. Este Quinteto es una referencia obligada cuando se habla de música de cámara y así lo reconocen los miembros del Ensamble. Vale aclarar que casi todos estos formaron parte de la Sinfónica de Ushuaia en la Edición del año pasado; digo, de paso, que también intervino en aquella oportunidad un integrante de aquel legendario Quinteto nombrado: me refiero al cornista Domingo Zullo, una verdadera gloria del instrumento.
El programa, tal como estaba pautado, comenzó con una estupenda versión de un quinteto de Franz Danzi (1763-1826), compositor, director y violoncelista alemán cuyas obras, sin ser muy destacadas, estaban bien elaboradas. Es curioso que compusiera 9 quintetos para vientos, uno de los cuales, el op.56, nº 1, fue el elegido por nuestros visitantes. Siguieron 4 creaciones del compositor y notable arreglador José Carli; conviene saber que este músico realizó muchas orquestaciones basado en tangos por los que se lo conoce en todo el mundo; los más recientes y valorados son los que realizó a pedido de Daniel Baremboim. Seguidamente abordaron una de las obras más difundidas de Astor Piazzolla, Balada para un loco, con letra del poeta Ferrer; intervino, con gran eficacia, el barítono Carlos Certeza.
La segunda parte estuvo dedicada a música de zarzuela, un género que contiene no pocos atractivos, a los que con frecuencia no se los valora adecuadamente. En Argentina se la cultiva con frecuencia (recordar el Teatro Avenida); sin duda ello obedece a la numerosa colectividad hispana y sus descendientes. El Ensamble tomó a su cargo fragmentos de El gato montés, de Penella; Los gavilanes, de Fco. Guerrero; Las bodas de Luis Alonso, de Giménez; La partida, de Alvarez; Ay mi Morena, de Moreno Torroba y Ya mis horas felices, de La del soto del parral de Sotello y Vert. El Quinteto mostró sus virtudes en esta tarea tan difícil de tocar con cinco instrumentos lo que fue compuesto para orquesta. Considero que salieron airosos merced a sus infrecuentes cualidades y a los buenos arreglos. Sin embargo, aunque me duela señalarlo, en Las bodas de Luis Alonso no lograron llenar el efecto sonoro de la orquestación, tan importante en esta obra. La oboísta Maragno, en una conversación que mantuvimos ya finalizada la actuación, explicó que les resultó muy difícil cubrir los "solos" y al mismo tiempo tocar los "tutti" de la partitura original. No me olvido del barítono Bertazza quien, además de cantar muy bien, con excelente voz y musicalidad, se encargó de ponerle a esta actuación los aditamentos necesarios mediante oportunas explicaciones y una simpática invitación al público para intervenir cantando algún fragmento, como por ej., "Ay mi Morena" . Así logró desacartonar y distender saludablemente al público, que logró quitarse el almidón (léase escuchar pasivamente), como suele ocurrir. Quiero resaltar la tarea del Ensamble, que rodeó al cantante con gran acierto, dotando a esa tarea de un colorido particular, sin limitarse a un mero y rutinario acompañamiento.
No podemos menos que estar agradecidos por la calidad artística y el clima distendido que lograron imponer en forma natural a un público que se retiró del Salón Millenium tarareando alguna romanza. Podemos considerar a esta función como una inmejorable muestra de cómo se puede ofrecer la seriedad de una obra academica como el Quinteto de Danzi con el encanto de piezas que tientan a la participación, sin bastardear la esencia de piezas que, bien consideradas, fueron compuestas con seriedad.

Etiquetas