E
l próximo jueves 13 de octubre a las 20, en el Centro Beagle, se realizará el acto oficial de apertura de la Tercera Bienal de Arte de Ushuaia, bajo la curaduría general de la licenciada Consuelo Císcar Casabán (España), y un equipo curatorial formado por la licenciada Ibis Hernández Abascal (Cuba), el licenciado Rafael Sierra (España), el arquitecto José María Lozano (España) y la crítica de arte Alicia de Arteaga, junto a las licenciadas Ana María Battistozzi, Ana María Quijano y su par Fernando Farina, por nuestro país.
Esta edición se convertirá (siempre a través del arte contemporáneo), en un mensaje esperanzador, señalando al hombre como único agente de cambio que permitirá revertir las consecuencias producidas por el cambio climático. Titulada “Antropoceno”, nos remite a la influencia significativa del comportamiento humano sobre la Tierra en los recientes siglos, constituyendo este nombre, en una nueva era geológica.
De tal forma, esta tercera edición reafirma el concepto que inspiró a la Bienal de Arte de Ushuaia desde su origen, a concretar los cambios relativos al consumo que originen conductas de cuidado para el medio ambiente. Por lo que, en el pequeño universo de las bienales del mundo, ya se la reconoce a esta, como “la Bienal Ecológica”.
Una ventana en el mundo
La Bienal del Fin del Mundo es un acontecimiento en el que, a partir del apoyo de la sociedad civil, el patrocinio privado y las instituciones comprometidas con nuestra comunidad, logra mayor cobertura con un menor costo de inversión financiera por habitante, y con el mayor beneficio social.
En el plano local, la Bienal aporta positivamente a la ciudad en distintos aspectos. Fundamentalmente, en materia de relaciones internacionales, en arte y cultura, incorpora recursos económicos y eleva la marca destino Ushuaia en el Mundo.
En materia de relaciones Internacionales, el Pacto de los Alcaldes –recientemente suscripto–, surge de la gestión de un integrante de la Fundación organizadora de la Bienal (el Director de proyecto Arquitectónico Arq. Edgardo Salamano) y las relaciones internacionales que esta institución construye en la itinerancia de promoción de su Bienal de Arte Contemporáneo. Acuerdo que podría derivar hacia la concreción de cuatro obras millonarias que se realizarían en nuestra ciudad con fondos de la Comunidad de la Unión Europea.
En arte y cultura, la Bienal despierta sensibilidad hacia el desarrollo de la industria cultural, estimula a los artistas y activa células de trabajo gestoras de nuevos proyectos artísticos que hoy ya relucen en nuestra ciudad. También modela el perfil de la ciudad, definiendo patrones de desarrollo cultural como ocurre con la ciudad de Rosario, a la que se le atribuye ser cuna de importantes figuras del arte.
En lo que respecta a la industria, el comercio y el turismo. Tomando las palabras del Curador chileno Justo Pastor Mellado, una bienal se debe entender como parte de un plan de desarrollo regional o local, que involucra la industria hotelera, la gastronomía local, las empresas de embalaje, las editoriales, los insumos fotográficos y las inversiones en nuevos medios, sin dejar de mencionar el efecto educativo, como también la promoción del coleccionismo y la consolidación de un procedimiento de manufactura de imagen–país.
Cuando se habla de los recursos de comunicación, la Bienal del Fin del Mundo ha logrado llegar a medios de prensa de más de 150 países, ha generado que periodistas de Europa, EEUU, Latinoamérica y Asia la visiten, y ha despertado interés de las autoridades de la cultura de China, y de un importante colectivo de arte de Corea que ya expuso en la misma.
Si analizamos la marca destino, esta se alimenta de recursos naturales y culturales. Una bienal, y en especial la que nos ocupa, exterioriza un mensaje ecológico alineado con el cuidado del planeta y brinda recursos de comunicación más acordes con los valores que nos identifican dentro del espacio natural que nos rodea.
Por último, cuando analizamos los recursos económicos que genera cada Bienal, podemos contabilizar desde fuentes de trabajo local, (montadores, docentes, guías, técnicos, electricistas, vigilancia, personal de prensa y relaciones públicas) e importantes aportes en las compras de insumos, hotelería, comidas y traslados a los críticos, artistas, docentes y periodistas que la visitaron.