Opinión - Crónicas de una provincia inviable

La misión de enseñar y la obligación de aprender

29/04/2013
P
or Carlos Zampatti

John Boorman es un director de cine inglés que, si bien irregular, el solo hecho de haber filmado “A quemarropa”, con el gran Lee Marvin, le hubiera bastado para pasar a la posteridad. Pero en 1987 filmó “La esperanza y la gloria”, basada en los recuerdos de su londinense niñez, cuando los alemanes la devastaban bombardeándola diariamente. La trama giraba alrededor de un grupo de niños, casi una pandilla, que se las arregla como pueden para jugar entre los escombros de las casas derruidas. Como todo niño, detestan la escuela de tal manera que festejan cuando una bomba la destruye.
A pesar de todo, su maestra continúa dando clases de la forma en que puede. En una escena, mientras da clases de matemáticas, suena la sirena anunciando la inminencia de un ataque, y la demanda de que deberán todos acudir rápido al resguardo asignado. La maestra pone a los niños en fila y, disciplinadamente, se dirigen al refugio antiaéreo recitando a coro las tablas de multiplicar.
¿Qué nos quiso decir Boorman al mostrarnos esta imagen de su odiada maestra? Que no hay nada más importante que la misión de enseñar y la obligación de aprender, ni siquiera las cientos de toneladas de bombas que caían a diario sobre su ciudad y su escuela.
Acá, en Ushuaia, no nos bombardean, pero se nos caen techos, no hay higiene ni, a veces, calefacción en las escuelas. Las cucarachas y los roedores andan a sus anchas por los pasillos y los sueldos anidan estrechos en los cajeros. Y, claro, esas limitaciones para nosotros son mucho más importantes que la misión de enseñar y la obligación de aprender.
No quisiera creer que somos funcionales a una idea de devastación de país mediante la cual, a través de la entronización de la ignorancia, le hacemos el caldo gordo a una clase dirigente que con un poquito (poquitito) de instrucción y de cultura no podría tener la menor cabida entre nosotros.

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