Difunden crímenes y actos de canibalismo de bandas nativas
El 3 de febrero de 1910

Difunden crímenes y actos de canibalismo de bandas nativas

03/02/2017
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n la edición de este día del diario “El Censor”, de la ciudad de Bahía Blanca, se publica una nota dedicada a un grupo de delincuentes que cometían atrocidades con sus víctimas. Con el título de “Los bandoleros chilenos en General Roca”, la bajada describía: “Detalles horripilantes. La carne de cristiano como panacea. Actos de Canibalismo”.
La crónica informa de “detalles verdaderamente horripilantes sobre los crímenes cometidos por la banda de salteadores chilenos que acampa y merodea en las inmediaciones del poblado de General Roca. Una mujer de la banda, que ha cometido verdaderas fechorías, recetaba como panacea universal y remedio único a todas las dolencias y enfermedades, la carne de cristiano”. Luego, sostiene que la curiosa medicina “se administró en numerosas ocasiones y ello a más de ocasionar numerosos crímenes, dio lugar a peores y reprochantes escenas de canibalismo, increíbles en terrenos civilizados y países cultos”.
La modalidad aplicada por esta banda, integrada por nativos trasandinos, fue la de secuestrar y hacer desaparecer a decenas de mercaderes, mayoritariamente de origen turco, que recorrían la región patagónica “en caballos cargueros, en vagonetas o sulkys”, para colocar sus productos. En las tolderías “se consumaban los crímenes de la manera más alevosa que podría imaginarse, haciendo en todos los casos desaparecer los cadáveres recurriendo al descuartizamiento y al fuego, extrayéndoles antes el corazón, el pene o los testículos para dotarse de un poder especial que los protegiera de ser descubiertos; y también para dotarse, a su entender, de una virilidad poco común…”  (Revista Impactos N° 72).
“Aquellos pobres mercachifles árabes, con su único capital a cuestas, se internaban en el desierto y no regresaban dentro de los plazos previstos. Entonces, como era lógico, el interrogante crecía y se formulaban las más diversas conjeturas; pero nunca, ni por asomo, se pensaba en la desaparición definitiva de los mismos…”
Según los datos recopilados, “durante cinco años habían hecho desaparecer unas ciento treinta víctimas”. Como consecuencia de ello, fueron detenidos ochenta personas. Todas las mujeres del grupo participaban de las fechorías, pero una de ellas, apodada Macagua, era la curandera y consideraba que extraer el corazón y secarlo era “bueno para tener coraje para matar turcos y cristianos” (op. cit.).

Autor : Bernardo Veksler
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