ste día, circula en Ushuaia el periódico “La Risa”, el primero en ser editado en Tierra del Fuego.
Esta novel edición estaba compuesta por cuatro carillas escritas a mano. En su portada, el medio anunciaba el propósito de “defender cuanto se relacione con los intereses del comercio y de la población” y prometía “no descansar hasta salvar las fronteras del Territorio y hacer sentir su voz en la gran metrópoli”.
Con el nuevo año, salió a la calle su tercer número, que tenía como novedad el cambio de nombre, al denominarse “El Fueguino”. A partir de su décima edición, el 22 de febrero del mismo año, comenzó a ser editado en la imprenta del Presidio.
Se mantuvo durante 38 ediciones, para cambiar nuevamente su nombre, el 13 de setiembre, por el de “Eco Fueguino”, que lo sucedió precariamente.
“Lo más valioso de este ensayo periodístico local, desde el punto de vista histórico, reside en la conservación de un año de vida ushuaiense. Por sus gacetillas desfilan noticias territoriales, promoción comercial y chascarrillos, meditaciones sobre el pasado y el porvenir, expresiones poéticas de las ansias populares, y hasta galanterías y requiebros” (Arnoldo Canclini. El periodismo en Tierra del Fuego).
Hubo notificaciones oficiales, y hasta algún relato policial. En la sección de avisos brilló todo el comercio de la zona. Allí aparecieron: El Primer Argentino de Luis Fique, el Hotel Universal de José Ramallo, el café y billar de Ramos, la panadería La Sirena de Manuel Eiras, la peluquería El Progreso de Toribio Pereyra, el restaurant y café de J. Musso y A. del Valle y el almacén y billar de A. Isorna, cuyo aviso enfatizaba: “Los licores sin bautizmo [sic] siempre se suelen tomar bien servidos con esmero sin perjuicio de mamar”.
“El muestrario retrata la tranquila vida local, que se refugia en el trabajo. Hoy refaccionaban al murallón del puerto y las residencias oficiales, o crecían las paredes de los presidios (el militar, bajo el mando de Segundo Valladares, y el de reincidentes, a las órdenes de Catello Muratgia), y mañana se edificaban las primeras casas de piedra, alentadas por los títulos de propiedad de lotes urbanos que el gobernador gestionaba ante la Dirección de Tierras”.
El progreso de Ushuaia se manifestaba con lentitud, que a veces sólo se “sobresaltada de cuando en cuando por algún acontecimiento carcelario” (op.cit.).