ste día, el gobierno chubutense declara “Reserva Natural Turística” a la colonia de pingüinos de Magallanes de Punta Tombo. Allí, se estima que llegan a anidar más de un millón de esas aves y que permanecen en el lugar desde setiembre a marzo para la postura de huevos, incubación, cuidado y adaptación acuática de los pichones. En 1985, una nueva ley la designó reserva faunística provincial y reafirmó el objetivo inicial de proteger la colonia de pingüinos de Magallanes, así como la nutrida colonia de aves que forman parte del ecosistema costero.
El sitio protegido es una larga y angosta franja de tierra de tres kilómetros y medio que se interna en el mar. Tiene una forma de barra producida por la acción de las corrientes marinas que fueron acumulando sedimentos. En ese accidente costero habitan y anidan, también, otras colonias de aves marinas como cormoranes y gaviotas de varias clases. Pero, indudablemente, que el atractivo mayor lo constituye la pingüinera.
El pingüino de Magallanes también es conocido como pingüino común, pájaro niño o pájaro bobo. Es una de las pocas aves que no vuelan, sus alas se han transformado en aletas natatorias y les permiten desplazarse a gran velocidad al sumergirse en el mar. Es un animal gregario y es habitual que conforme colonias muy numerosas. Su altura alcanza a unos cincuenta centímetros.
La existencia de esta colonia, que es la mayor del mundo de la especie, se ha convertido en un atractivo turístico importante y cada temporada crece la afluencia de personas que se acercan al lugar atraídos por la magnitud de la colonia y por las actitudes simpáticas y pacíficas de los pingüinos. En el lugar existen senderos por los cuales deben conducirse los visitantes, evitando tocar a las aves y sus pichones. En función de la imprescindible protección del recurso, la declaración de reserva fue acompañada con el establecimiento de un puesto de guardafauna y un centro de interpretación que permite suministrar información a los turistas.
En su primer registro, en 1795, fue conocida como punta Tambo. En un mapa de 1855 figura con la denominación de punta de las Tumbas. En un mapa de Argentina publicado veinte años después se la identificó como punta Timba. Estas variantes toponímicas desembocaron en la actual de punta Tombo, aunque se desconoce cuándo y por qué se produjo la modificación.
