ste día, el vapor “Magallanes” se estrella contra una roca en Puerto Deseado y naufraga. A bordo se encontraban el gobernador de Tierra del Fuego, Félix María Paz, y el de Santa Cruz, Ramón Lista. Además, había “muchos otros personajes como (Alejandro) Virasoro y (Francisco) Villarino, los subprefectos de Ushuaia y San Juan (de Salvamento), el ayudante Luis Fique, el cirujano, el capellán, el jefe de policía y muchos gendarmes, empleados y tripulantes. Casi es para preguntarse si había autoridad alguna en Tierra del Fuego” (Arnoldo Canclini. La Armada Argentina).
A pesar del siniestro sufrido, “no se perdieron vidas, pero sí mucho de las vituallas y otros enseres, que eran la vida misma en el Sur”.
El barco había zarpado de Buenos Aires, el 5 de junio de 1887, transportando “víveres, uniformes de invierno y otros elementos para las Subprefecturas del sur, además de cargas particulares”.
Al llegar Puerto Deseado, “el capitán Méndez recibió asesoramiento sobre el ingreso a la ría, del piloto del cúter “Patagonia” Agustín Maristany, quien venía de pasajero y quien había entrado y salido de ese puerto varias veces. Según el relato posterior:
“...en esas circunstancias, se hace presente en el puente el subprefecto Chanetón informando al capitán que el remolino que se veía a unos 200 metros a proa era producido por una piedra, negando el piloto su existencia, pero por precaución ordenó timón a estribor para evitar la colisión con esta, pero la fuerte corriente de la marea entre 6 a 7 millas, llevó al buque sobre tan temida roca oculta debajo de la superficie, donde el buque sufrió un rumbo debajo de la caldera de babor...”
La avería ocasionó el ingreso de agua en gran cantidad, produciendo su rápido hundimiento, aunque dando tiempo a poner a salvo al pasaje y tripulación, salvo dos personas. La Subprefectura de Puerto Deseado, con su falúa al mando del contramaestre Burlotti y sus Marineros, salvaron personas y bienes” (https://videoteca.prefecturanaval.gob.ar).
Los náufragos debieron adaptarse a la precariedad de la emergencia por un tiempo prolongado, dado que recién en el mes de agosto “pudieron llegar a los apostaderos fueguinos”.
No quedaron registros de fotográficos ni imágenes del naufragio del “Magallanes”. Recién en el verano de 2018 un grupo de buzos y arqueólogos marinos encontraron restos de la embarcación siniestrada.
