a Campaña Antártica de esta temporada incluyó la participación del buque oceanográfico ARA ‘Puerto Deseado’, a bordo del cual viajaron científicos estudiosos de la fauna marina. El investigador de la Universidad Nacional de Mar del Plata y del Conicet Juan Martín Díaz de Astarloa, en diálogo con el programa "Científicos Industria Argentina", indicó que la campaña finalizada arrojó resultados preliminares fantásticos: "colectamos más de 1.900 peces, pertenecientes a 32 especies, muchas de las cuales no estaban en colecciones previas en el país y nos faltaban en el catálogo del Código de Barras de la Vida" (nuestromar.org).
Para llevar a cabo esta misión el buque ARA ‘Puerto Deseado’ fue adaptado en su equipamiento para hacer estudios biológicos entre las islas Shetland del Sur y la península antártica. Ahora se puede acceder a información que antes estaba vedada. "El Conicet dio impulso a esta nueva herramienta molecular para la identificación de especies ", manifestó.
El Código de Barras de la Vida tiene como objetivo principal identificar a todos los integrantes del reino animal y vegetal sobre la base de su ADN para poder preservar a aquellos que estén en peligro de extinción. "En los últimos años el tema de la biodiversidad es fundamental, ya que la acción del hombre en ambientes tan extremos como la Antártida podría impactar en la supervivencia de algunas especies", afirmó el científico.
El Conicet ideó “esta nueva herramienta para posibilitar la amplificación de “la cadena mitocondrial y eventualmente secuenciar”, dado que en la actualidad sólo “se conoce el 10% de lo que realmente existe en el fondo del mar, teniendo en cuenta que lo que han descubierto es lo que está en la costa y en la plataforma, pero hablando de grandes profundidades todavía falta mucho”, indicó Díaz de Astarloa.
Como ejemplo, relató que en el trayecto “colectamos una especie que es endémica y ahí la ubicamos. Sacamos 125 ejemplares de todo tamaño, los había visto en los libros, y verlos así era fantástico".
Díaz de Astarloa sostuvo que "los estudios que hacemos de biodiversidad se complementan, como en el caso de las identificaciones, que nos dejan determinar de qué peces se trata, para lo cual se toman muestras de tejidos y, a través de una técnica de ADN mitocontrial, se puede llegar a identificarla de una manera más precisa", concluyó.
