omo si no padecieran el frío intenso que nos azota en cada nevada, estos pobres caballos no tienen otra opción que agruparse y esperar que pase, ya que no sólo se encuentran expuestos al mal clima, sino que permanecen atados sin poder buscar refugio. Ojalá algún responsable se ocupe del tema, al menos, de colocarlos en una zona con reparo.