n la Memoria de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, fechada este día, se evidencia el aumento del capital accionario de las familias Braun y Menéndez; mientras se reduce la participación de capitales británicos. “De un total de 1.800.000 acciones de una libra esterlina que enteraban el capital social, 223.844 pertenecían a la Compañía Chilena de Custodia de Valores (12,4%). Otros accionistas importantes eran Sara Braun, con 88.400 acciones, Mauricio Braun, 66.000 acciones, Fernando José Irarrázabal, 60.000 acciones y José Menéndez, 39.600 acciones, que en conjunto hacían otro 14,1%. El solo grupo Punta Arenas (los Braun, Menéndez, sus familiares, los Blanchard, y las sociedades relacionadas reunían (otras) 220.000 acciones, 12,2%). Los accionistas británicos institucionales (…) poseían 47.436 acciones (2,6%)” (Mateo Martinic Beros. La participación de capitales británicos en el desarrollo económico del territorio de Magallanes).
Fue una consecuencia económica de la Primera Guerra Mundial, que también generó una notable concentración de capitales. En “Magallanes, en el distrito centro-oriental el 98,5% de los campos pertenecería a 16 propietarios (…) el mayor y más importante a la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, (…) dueña desde 1905 del 90% de los campos del distrito de Última Esperanza”.
Esta dinámica también abarcó a Tierra del Fuego. Allí se produjo “la venta de los derechos de los accionistas británicos originales (…) a las firmas Braun & Blanchard (…) y a la casa Duncan Fox & Co., (…) constituyéndose respectivamente la Sociedad "La Riqueza de Magallanes" y la Sociedad Chilena de Lanas y Graserías (1904). Tiempo después, la primera adquirió el activo y pasivo de la segunda”; que a su vez fue comprada en 1906 por la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego.
Al mismo tiempo, la Sociedad Explotadora se fusionó con su rival patagónico, la Sociedad Ganadera de Magallanes, en 1910.
La poderosa compañía “reunía en sus manos 3.000.000 de hectáreas entre sus dominios en Magallanes oriental, en Última Esperanza y en suelo argentino (Santa Cruz y Tierra del Fuego), sus arrendamientos fueguinos y la tenencia de otros campos en Magallanes centro-occidental (…) En sus manos estaba ese enorme patrimonio y sobre la mitad del ganado lanar que poblaba los campos territoriales, que ya se empinaba sobre los 2.000.000 de cabezas ovinas” (op.cit.).
