Colaboración exclusiva: Guillermo Alonso

Entrenadores

21/07/2020
E

n un Club de rugby los entrenadores son muchas veces más importantes que el Presidente del Club o que cualquier otro directivo. Hoy se arman equipos para dirigir un plantel, con especialistas, en scrum, en line, en videos, en ataque, en defensa. Antes, cuando el rugby argentino pegó el salto internacional, en cada Club había entrenadores que marcaban no sólo el rumbo del juego, también el rumbo de la institución. Así en el CASI estaban Michingo O’Reilly, Chapaleo Rival o el Caña Varela, Federico Álvarez en CUBA, Papuchi Guastella en Pueyrredón, el Mono Torres Viñas o Joe Argento en Pucará, Saturnino Racimo en San Fernando, Alberto Camardón o Lucho Gradín en Belgrano, El Veco Villegas y el Gringo Perasso en el SIC, el Negro Alcorta  o Marcos Ocampo en Regatas de Bella Vista, la Macha Gómez Cabrera en Los Tilos, Cacho Martínez en Deportiva Francesa. Catamarca Ocampo en Liceo Militar, Gonzalo del Cerro en Atlético del Rosario, Tilín Rodríguez primero en San Martín y después en San Cirano. Y seguro que me olvido de unos cuantos. Todos ellos, de una u otra manera marcaron el rumbo de sus clubes, mostraron el camino para que los que llegaron atrás, no sólo en el aspecto técnico, también en resaltar los valores específicos de cada institución y del rugby en general. Era una época en que el juego del rugby era muy diferente al fútbol. No sólo porque la ovalada es diferente a la redonda. No sólo por el hecho de que el rugby era absolutamente amateur y el fútbol, profesional, sino también porque la amistad que genera el rugby entre los miembros de un equipo y sus ocasionales rivales, el respeto por los mismos, el agasajo de los terceros tiempos, era algo que diferenciaban totalmente a ambos deportes. Hoy han cambiado algunas cosas. El profesionalismo está presente en el rugby. En los clubes no se les paga a los jugadores, pero éstos no tienen ningún inconveniente en aceptar propuestas rentadas para jugar en clubes profesionales del mundo o de nuestro propio país. Y es así, aunque a algunos de la vieja escuela no nos guste tanto. Los que vestimos siempre la misma camiseta, ¿hubiéramos aceptado una oferta profesional? Es probable que no, pero no sabemos. El motivo de esta introducción hablando de próceres y comparando con el fútbol es Marcelo Bielsa. El entrenador rosarino tranquilamente podría haber sido uno de esos próceres rugbísticos que dejaron su marca en los Clubes. Un hombre con los valores que siempre pregonamos en nuestro rugby. Un hombre del que hablan bien `Todos´ los jugadores a los que entrenó. Y agarra un gran club inglés, y lo lleva a la Premiera. Y lo hace a pesar del traspié de la temporada anterior. Y como él mismo dice, aprendiendo más de sus fracasos que de sus triunfos. Y una Ciudad entera lo adora. ¿Por qué? Porque deja todo por su trabajo y porque vive como un hombre común, sin ningún tipo de lujos. Como un entrenador de rugby de aquella época. ¡Qué suerte tuvieron en Atlético de Rosario que lo invitaron varias veces a hablar en el Club!. Guillermo Alonso (julio/2020)

Autor : Guillermo Alonso
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