ste día, zarpa “el mayor depredador de la guerra antártica, el corsario alemán ‘Pinguin’ (…) su capitán, Ernst Felix Krüder, había recibido órdenes de internarse en el Antártico para capturar barcos balleneros. Para cumplir esta tarea, el corsario había sido equipado especialmente y dotado de vestimenta adecuada para sus tripulantes” (Pablo Fontana. La pugna antártica).
Para eludir los cercos que los navíos británicos habían establecido, primero adoptó la fachada del “barco soviético ‘Pechora’ (…) y luego tomó la apariencia del barco griego ‘Kassos’ para dirigirse al Océano Índico donde logró varias victorias”. En torno al puerto de Sidney (Australia) colocó abundantes minas explosivas.
El 18 de diciembre, el ‘Pinguin’ recibió la orden de dirigirse hacia el mar Antártico, debido a que “los balleneros anglo –noruegos estaban operando desde noviembre alrededor de las Islas Georgias del Sur. Krüder tenía órdenes de comunicarse con el acorazado alemán ‘Admiral Scheer’, que se encontraba en el Atlántico Sur, para coordinar un ataque conjunto”.
Sin embargo decidió intervenir solo “para mejorar las chances de realizar un ataque sorpresa (…) En la víspera de Navidad (…) la búsqueda daba sus primeros frutos cuando conversaciones entre los balleneros, no codificadas, comenzaban a escucharse”. Eso le permitió detectar la presencia de varios barcos y sigilosamente el navío se fue acercando.
“En la brumosa noche del 13 de enero de 1941, aprovechando las nevadas y luego de días de observarlos (…) el ‘Pinguin’, con sus luces apagadas, se acercó a los barcos noruegos, los cuales se encontraban rodeados de ballenas muertas (…) A medianoche, estos fueron iluminados por un fuerte reflector, y desde el corsario se les envió un mensaje que se le prohibía usar la radio”.
Al abordarlos, no hubo resistencia, dado que el capitán noruego “ordenó a sus trescientos hombres rendirse, decisión que fue compartida por sus colegas. Uno a uno los alemanes fueron capturando los barcos arponeros”.
“La acción concluyó con la captura de los tres balleneros, once arponeros, 20.000 toneladas del preciado aceite de ballena, y 10.000 toneladas de combustible. Paradójicamente, la captura de la flota ballenera noruega se había realizado frente a las costas de la Tierra de la Reina Maud o Nueva Suabia, precisamente la región antártica que noruegos y alemanes se disputaban” (op.cit.).