l investigador principal del CADIC - CONICET, Adrián Schiavini, celebró el avance logrado por el proyecto de Ley que define como área provincial protegida a la península Mitre, que el viernes de la semana pasada obtuvo dictamen de la comisión de Recursos Naturales de la Legislatura provincial, una de las tres que debe emitir dictamen para que pueda pasar a su tratamiento en el recinto.
El científico confesó vivir los momentos previos a la concreción de tan esperado anhelo con cierta dualidad: “Predomina la alegría, por estar cerca de que ese pedazo de territorio de la isla grande sea finalmente declarado área protegida y esté a salvo de la voracidad humana y la especulación inmobiliaria que tanto mal le ha hecho durante tantos años a este proceso. Pero también un poco triste, porque lleva 32 años, yo llevo 37 acá, he vivido todo un proceso muy triste, de cómo intereses particularmente personales algunos querían contar con un campo de pastoreo gratuito, otros que especulaban inmobiliariamente porque no sea cosa que esa tierra en el día de mañana valga mucho y me pierdo la oportunidad de hacer negocio”, mencionó así los factores que han demorado 32 años “que esto se materialice, gracias a la acción de la actual Legislatura”.
Para Schiavini, el mayor valor del proyecto es el de definir “un bien de propiedad pública”, donde se establezca un área “donde no se pueden hacer muchas cosas que hoy están sucediendo sin planificación adecuada”, además de ordenar lo que llamó “antiguas pretensiones excesivas” que deberán ajustarse a un desarrollo incluido en los objetivos del área protegida. En definitiva, una norma que marca “el antes y el después entre lo que se puede y lo que no se puede hacer”.
El área no solamente abarca las tierras sino también las aguas costeras de la península y de la isla de los Estados, isla Año Nuevo e islotes que los rodean: “Sabemos que muchísimos seres vivos en la isla de los Estados dependen de lo que se consigue en el mar, no proteger el mar deja vulnerable a estas especies a tener que lidiar con un ambiente fuertemente influido por el hombre”.
Consideró el pillaje de patrimonio y la destrucción de la diversidad nativa lo más frágil que en el sector “requiere acciones contundentes y compromiso de parte de las autoridades”.
Con respecto al crucial plan de manejo, denotó que el dictamen dispone un proceso participativo para elaborarlo en cuanto se implemente la Ley, “donde los sectores con genuinos intereses en la península pueden contribuir a desarrollar el mejor plan de manejo con las particularidades de la zona”.
En virtud del difícil acceso y las dificultades económicas del Estado para administrar un área protegida, va a demandar seguramente refuerzo de personal tanto de conservación como técnico.
Según opinó, el desarrollo de infraestructura turística en una zona como península Mitre resultará “de inversión considerable, no solo construir algo sino mantenerlo andando, provisto de logística. No veo que se vaya a hacer turismo accesible socialmente, por una cuestión de inversión” aventuró.
También el acceso al agua también sería un limitante para instalar infraestructura de alojamiento: “Yo veo más en el inicio un turismo dedicado a travesías con cierto grado de dificultad, caminando o a caballo, o si se permitiera algún tipo de circuito de cuatriciclo. Pero no veo algo masivo porque el área es difícil de transitar”.
Por último, el experto sugirió que el plan de manejo debería decir explícitamente cómo financiar las acciones que demanda el área, “porque no va a ser todo proveniente de los recursos del Estado o del presupuesto provincial, sino que deberá buscar herramientas para financiar acciones de gestión, infraestructura mínima, investigación, para asegurar el cumplimiento de los objetivos a lo largo del tiempo. Y eso será a través de un retorno a partir de los privados”.
