l relleno sanitario arrastra dos problemas desde hace más de una década: su ubicación y que se encuentra sobrepasado, al punto que residuos y escombros se advierten a primera vista desde el ingreso o la salida de la ciudad. Las iniciativas de ampliación del ejido urbano, que permitirían planificar su relocalización, están absolutamente descontinuadas.
Situado en la entrada norte de la ciudad, contiguo al curso del Río Olivia y a metros de su desembocadura en el Canal Beagle, cualquier crisis que se produzca implica un riesgo ambiental. Además, por falta de espacio, se ve cada vez más desbordado, situación que se alerta desde 2017.
Un problema estructural que arrastra la ciudad de Ushuaia desde hace más de una década es el emplazamiento y el colapso del relleno sanitario. Ubicado en la entrada de la zona norte de la ciudad, se encuentra alarmantemente contiguo al curso del Río Olivia y en cercanías de su desembocadura en el Canal Beagle.
Ya en el 2011 se advirtió y se planteó la necesidad de relocalizarlo debido al impacto ambiental que genera al entorno y por encontrarse además, cercano a la zona urbana, lo que en el fondo denota la necesidad de ampliar el ejido urbano.
Más allá de que estéticamente también pueda plantearse “poco estratégico” que por su localización una de las primeras vistas con las que se topen los turistas, visitantes o viajeros que llegan a Ushuaia, “Puerta de entrada a la Antártida”, sea la del relleno sanitario, el foco del problema también está puesto en el daño y las consecuencias ambientales de lo que se advierte desde hace más de cinco años: la situación de colapso que sufre el basural.
Fue en abril de 2017, tras múltiples pedidos de informe sobre la situación del relleno sanitario de Ushuaia que se reconoció el colapso del predio.
En noviembre de ese mismo año, la entonces Secretaría de Ambiente municipal, autoridad de aplicación, exigió el cumplimiento de ocho puntos que dieron cuenta de varias irregularidades detectadas por técnicos de planta que definieron que de mantenerse, significaría un alejamiento de las prácticas de un relleno sanitario.
Respecto del cerco perimetral, en la cara sur del relleno, los técnicos de planta advirtieron que estaba “quedando cada vez más abajo y ya no cubre las voladuras”.
Para su correcto funcionamiento, el relleno debe empaquetar la basura en membranas, hacer una cava, una celda con una membrana en el suelo y colocar residuos con tierra por capas; luego cerrar esas celdas, poner un manto vegetal y no volverla a usar. Sucedió que en 2017 se denunció que “desde 2016, a una celda cerrada se le está poniendo montañas de residuos”.
En 2018 se insistió en un nuevo pedido de informe sobre la altura de las celdas del relleno sanitario y la forma en que estaban siendo utilizadas. Dicho año, el entonces coordinador de Medio Ambiente municipal, Hugo Ponzo, reconoció públicamente que "el relleno sanitario había llegado a un tope y debía pararse”, por lo que se trabajaba en la ampliación del mismo.
Alerta por el impacto y riesgo ambiental del colapso del relleno sanitario
El relleno sanitario de Ushuaia bajo condiciones de colapso es un potencial foco de contaminación, aún a pesar de las precauciones de aislamiento que presuntamente se adoptaron.
Un informe realizado en 2019 por la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre, organización no gubernamental Wildlife Conservation Society (WCS), alertó que el crecimiento del relleno sanitario de la capital fueguina ya tenía consecuencias directas en la fauna.
“En Ushuaia, el relleno sanitario está muy cerca del Canal Beagle y de uno de los ríos que desembocan en él. En las islas del Canal, muchas de estas aves, al ver basura, la utilizan para construir sus nidos porque llama su atención”, indicó el informe de la WCS.
“Aquellas colonias que están a menos de 10 km de la ciudad, como la Isla Casco, tienen problemas de basura muy preocupantes. Cerca del 100% de los nidos de cormoranes y gaviotas están armados con basura, e incluso encontramos gaviotas incubando lamparitas de luz como huevos”, agregó el estudio. “Las colonias más alejadas, como las de las Islas Becasses (a 70 km de Ushuaia), tienen el mismo problema pero en menor medida: menos del 1% de los nidos contienen basura”, advirtió hace ya cuatro años el informe de la ONG WCS.
