ste día, los náufragos del buque inglés ‘Isabella’ acuerdan el envío de un bote, para intentar llegar a Buenos Aires en procura de socorro.
Para entonces, en las islas no existía una autoridad constituida, luego de retirada la española y la mora de los gobiernos criollos en designarla.
“El fatal accidente del ‘Isabella’ se debió principalmente a la impericia de su capitán y a la indisciplina de sus tripulantes. Una vez encallados en los arrecifes, sólo atinaron a trasladarse a tierra, y poco hicieron por tratar de reflotar la nave” (Ernesto J. Fitte. Crónicas del Atlántico Sur).
Entre las escasas pertenencias que pudieron rescatar se encontraba el bote, que “acordaron despacharlo en busca de auxilios. Confiaron su mando al capitán Brooks (…) En un bote abierto, asistido por el teniente Loudon y cuatro marineros, alcanzó el Río de la Plata en una singladura de más de mil millas. Partieron el 22 de febrero de Eagle Island, y consiguieron su objetivo el 31 de marzo”.
Brooks portaba una carta del comandante de la malograda nave, que había chocado con una roca el 9 de febrero y que llevaba “44 almas a bordo, incluyendo 14 soldados”. Además de la pareja del capitán, estaba la esposa de un marinero y “Mary Ann Spencer, cuyos favores eran codiciados por muchos”. También había varios niños.
La carta sostenía que “El bote inmediatamente acondicionado, se dio a la vela en la fecha para encontrar un establecimiento, por ser la isla donde nos encontramos inhabitada, y en caso de fallar en su intento, deberá dirigirse hacia Río” de Janeiro.
El encargado de la estación naval inglesa en el Río de la Plata, se apresuró a tomar urgentes providencias y despachó, el 12 de abril, un buque en ayuda de los náufragos.
En tanto, en Eagle Island la situación de los náufragos derivaba en sucesos inesperados. El bergantín ‘Nanina’, que se encontraba cazando lobos en Malvinas, al visualizar las columnas de humo de los fogones encendidos por los sobrevivientes, acudió en auxilio de los náufragos.
Al llegar, fueron embarcados en el navío lobero. Pero, al salir el capitán del ‘Nanina’ en un bote a cazar aves y cerdos salvajes, al regresar se encontró con una gran sorpresa: el bergantín había desaparecido, al amotinarse los rescatados y tomar el control del navío. Ahora se habían invertido los papeles y ellos eran los desamparados.
Recién fueron rescatados a fines de noviembre.