Sesenta selknam son deportados a la misión de isla Dawson
EL 2 DE MARZO DE 1897

Sesenta selknam son deportados a la misión de isla Dawson

02/03/2023
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ste día, sesenta selknam llegan a la misión de la isla Dawson. Habían sido “apresados en la isla Grande de Tierra del Fuego mientras les robaban animales a los propietarios (…) mejor para ellos que fueron entregados a los misioneros. Los pobrecitos estaban en un estado más salvaje de lo que se pueden imaginar, y el primer trabajo de los misioneros fue lavarlos y cubrirlos…” (Boletín salesiano de mayo de 1897, citado por Maggiorino Borgatello en su libro ‘En la Tierra del Fuego’).

Eran remitidos por la autoridad de Punta Arenas. “Aumentó así el número de indios y (…) las necesidades de las misiones, y por esto, nuestros queridos hermanos, mientras hacen tal anuncio, apelan en forma sentida, a todos los buenos colaboradores y colaboradoras salesianas, para que puedan en su caridad recordar a estos pobres salvajes, que son también redimidos en la sangre preciosísima de nuestro Señor Jesucristo” (op.cit.). 

Estas deportaciones de fueguinos se fueron acelerando. “Tanto las personas, como las sociedades que han obtenido terrenos del Gobierno ahora sacan a estos pobres infelices por la fuerza de sus propias tierras, para sacarles provecho con la ganadería, y los salvajes se vengan, apoderándose de animales que pastan en las tierras donde vivían sus padres. De aquí nace la guerra feroz entre civilizados y salvajes, en la que estos últimos terminan siempre muriendo frente a las armas de los primeros” (M. Borgatello).

Dawson se encuentra en el estrecho, a cien kilómetros al sur de Punta Arenas. “Entre 1889 y 1911 funcionó allí la misión salesiana de San Rafael, un verdadero campo de concentración (...) Las cacerías humanas llevadas a cabo por los terratenientes (…) tenían por objeto "limpiar" la isla de sus ancestrales habitantes para dejar todo el territorio disponible para la ganadería ovina (...) Durante esos 21 años más de un millar de hombres, mujeres y niños pertenecientes a los pueblos originarios (…) fueron conducidos forzosamente a la misión, donde se les obligó a trabajar en el aserradero. De allí jamás saldrían con vida (...) Las fosas comunes (…) son hoy el testigo mudo y silencioso del trágico final de tantos seres humanos. Un holocausto del que fueron víctimas los pueblos que durante miles de años habitaron los canales e islas de la Patagonia en perfecta armonía con su entorno y en una libertad absoluta. (Menéndez, rey de la Patagonia- Facebook).

 

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