n una nota dirigida al gobernador, fechada este día, la Comisión de Fomento de Paso Ibáñez, Santa Cruz, deslinda responsabilidades ante la petición de un grupo de vecinos de solicitar la supresión de los bailes en casas de tolerancia. La institución argumenta que su función es la de “expedir los permisos de los bailes referidos de acuerdo a las Ordenanzas sin que se tenga conocimiento que ellos son motivo de alteración del orden o que afecte las buenas costumbres y moral del pueblo (…) esta Corporación no entiende ser de su incumbencia, de vigilarlo y de ser cierto dependería del celo de la vigilancia policial” (Jorge Castelli –Patricia Halvorsen. Esas mujeres en la Patagonia Austral).
En otro párrafo la nota denuncia que, en la petición, se “invoca fines de moralidad”, pero existen firmantes que son partes interesadas, por ser “dueños de negocio con despacho de bebidas a quienes posiblemente puede interesarles la supresión de los bailes en las casas de tolerancia porque ello podría beneficiar a sus respectivos negocios”. También interpreta que los que propiciaron el petitorio tienen una “maquiavélica intensión de hostilidad hacia la Comisión de Fomento”, ocultando sus verdaderas intenciones.
La puja estaba planteada con la autoridad policial, que pretendía otorgar las autorizaciones y cobrar el canon. Esto se hizo evidente cuando fue visto recogiendo firmas “personalmente (…) el sub-comisario Ferreyra, de casa en casa de los firmantes”.
A tal punto llegó el enfrentamiento entre Ferreyra y la Comisión de Fomento, que el sub-comisario se presentó en medio de una sesión y “amenazó en público (…) de impedir el baile, aduciendo que la Comisión de Fomento no es nada para dar permisos, y para bailes estaba él allí para permitirlo, luego pasó a un reservado ordenando se le entregara el permiso extendido por la Comisión, proponiéndole (a una administradora de prostíbulo) que le daría permiso, pero que debía entregarle $ 50 por cada vez, caso contrario se terminaban los bailes”.
Esta disputa de poderes se resolvió dos años después, cuando se suprimieron los “bailes en los lenocinios por haberse comprobado que su asistencia atenta al principio de moral y fomenta la corrupción en la juventud que los frecuenta, habiéndose dado el caso de quedar desierto un Baile Social o de familias porque los jóvenes en su mayoría asistían a aquellos” (op.cit.).
