Buenas y malas prácticas en el uso de la inteligencia artificial
Novedad tecnológica

Buenas y malas prácticas en el uso de la inteligencia artificial

Una experta en tecnología y productividad advirtió sobre el meteórico avance de la inteligencia artificial en la vida cotidiana de las personas. Dijo que su uso facilitará innumerables aspectos prácticos, como por ejemplo el factor tiempo. Pero llamó a informarse y tomar recaudos.
17/04/2023
M

artina Rúa, periodista del diario La Nación, experta en tecnología y productividad y coautora del libro La Fábrica del Tiempo, que propone herramientas para adueñarse del tiempo, explicó la situación actual ante el vertiginoso avance de la inteligencia artificial, que en los últimos meses llegó al alcance del común de la población y promete convertirse en una verdadera revolución moderna en materia de tecnología aplicada a la vida cotidiana.

Rúa admitió que, durante el último mes, la inteligencia artificial “ya está al alcance de la mano, muchísimas personas por primera vez empezaron a jugar o a entender cómo estas tecnologías se meten en nuestras profesiones, en nuestras vidas”, si bien no es un tema nuevo, sino que tiene más de 50 años de desarrollo.

Frente a la novedad de entender cómo el avance tecnológico puede modificar el trabajo, cómo puede ayudar a resolver algo más rápido, “empiezan a levantarse algunas alarmas, que me parece saludable, porque tenemos que entender cómo está hecha, de qué se alimenta, cuáles son los datos que utiliza, para luego sí ponerla a jugar a nuestro favor para que me ayude a hacer las tareas que no me gustan hacer”.

Al mismo tiempo convocó a preguntarse “qué habilidades nuevas voy a necesitar si voy a reemplazar mucho de lo que hago hoy con estas tecnologías, muy pronto”.

En el ámbito de la educación, Martina Rúa puso el acento en la evaluación, porque “tal cual está hasta hoy, con estas tecnologías, queda caduca”. Ejemplificó con el uso de la aplicación más popular en inteligencia artificial, Chat GTP, Inteligencia Artificial Generativa, que se nutre de lo que ya existe, entiende el texto y predice qué palabra puede seguir después de la otra, con tantos millones de parámetros que muchas veces es acertado. “Los docentes hoy dicen, ¿cómo hago para corregir un parcial y ver si está hecho con chat GTP o no? ¿cómo hago evaluaciones distintas sabiendo que los chicos van a usar chat GTP? ¿Qué evalúo? ¿Qué les pregunto? ¿Qué de su producción propia pueden agregar a lo que ya la tecnología les va a dar?”.

Consignó que muchos docentes no se oponen al uso de estas tecnologías: “es como cuando llegó la calculadora, hubo discusiones en ese momento. Bueno, hoy también las hay y tienen que ver con la evaluación” reiteró, en un dilema que los educadores deberán resolver cuanto antes, ya que “los chicos ya ingresaron la tecnología al aula, más allá de lo que ellos quieran”.

En virtud de su trabajo periodístico, que le permite un conocimiento global en la temática, Rúa señaló que en materia de inteligencia artificial “en Latinoamérica en general, en Argentina en particular, estamos atrás de Europa, estamos atrás de Estados Unidos, especialmente de Europa donde las discusiones sobre cómo legislar estas tecnologías son moneda corriente”.

De hecho, dio cuenta de pedidos de legislación esta misma semana pasada en Italia, Alemania y Estados Unidos, que prohíban estas tecnologías hasta que se pueda entender cómo se insertan en la vida laboral. “Porque está habiendo, por ejemplo, despidos de personas, porque ya se pueden hacer las tareas que ellos hacían a través de la tecnología. Una gran plataforma de desarrollo de contenidos despidió al 90% de su plantilla porque los contenidos de marketing los podía resolver con esta nueva inteligencia artificial” añadió.

En Latinoamérica, si bien en el tiempo todavía se está bastante más atrás, el impacto que esto puede tener en una región con tan altos índices de pobreza, es preocupante.

“Creo que estamos cada vez más leídos por la tecnología y lo vamos a seguir estando” apreció la experta respecto del tiempo que cada persona ocupa frente a una pantalla. “Estas herramientas nuevas te muestran que empiezan a ser casi omnipresentes. Es como un copiloto que tenés en tu celular o pantalla que te va a ayudar a trabajar de una manera más eficiente, en el mejor de los casos, si nos sabemos capacitar y utilizarlas” se explayó. En sociedades como la argentina, especialmente, el uso de la tecnología está relacionado más con los contenidos que se consumen que con las horas.

Igualmente, opinó que “es necesario generar un balance. Se habla de bienestar digital, de generar un plan de conexión, pero también de desconexión. Las personas necesitamos tiempo fuera de las pantallas, tiempo social, de actividad física, de naturaleza, para tener un balance, que a veces se está desbalanceado por una gran cantidad de uso de pantallas que excede las nueve o diez horas por día”.

De todos modos, consideró que el impulso al exagerado uso de las tecnologías deriva de lo que llamó “la ética del diseño de esas aplicaciones. Son aplicaciones que juegan con nuestras debilidades, con nuestro ego, con nuestro amor propio, queremos que la gente ponga like en la foto, que todo el mundo hable de lo que hemos compartido”.

Si bien al respecto ya hay regulaciones a nivel global, pero en Argentina el tema es aún muy incipiente, “es una conversación que se está dando, porque nos enganchamos por cómo están construidas, el premio es al que está más tiempo ahí. Entonces, ¿cómo hacemos para hacer tecnologías más humanas?” se preguntó finalmente Martina Rúa.

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