os hermanos Julio “Tano” Santucho y Daniel Santucho, nietos recuperados e hijos de Cristina Navajas, una mujer desaparecida durante la última dictadura militar en Argentina, compartieron parte de su conmovedora historia de búsqueda de identidad y el emotivo reencuentro con sus raíces en una entrevista con FM Master’s.
Julio y Daniel arribaron ayer a Ushuaia y fueron recibidos en el Aeropuerto por Integrantes de la Red por el Derecho a la Identidad de Abuelas de Plaza, Andrea Cervantes e Iris Moral.
Tano, quien había estado exiliado en Italia desde temprana edad debido a la persecución política, compartió el impactante momento en el que la posibilidad de tener un hermano desaparecido cobró vida. "Yo sé de la posible existencia de mi hermano desde que tenía 10 años, desde la primera vez que vine a Argentina. Yo estaba exiliado en Italia y vine a visitar a mi abuela, ella me llevó a las Abuelas de Plaza de Mayo, a conocer a 'las chicas' como las llamaba ella".
Fue allí, en medio de la lucha de las Abuelas, donde encontró un librito que cambiaría su vida. "En ese librito, estaba buscando la foto de mi mamá, cuando encontré una foto en blanco y negro que decía 'nene o nena nacido en cautiverio entre enero y febrero del 77'. Ahí me di cuenta de que tenía un hermano y que mi abuela lo estaba buscando", relató Tano.
La madre, Cristina Navajas, había sido secuestrada el 13 de julio de 1976 con un embarazo de aproximadamente dos meses. Ella no pudo revelar su estado de embarazo a su familia ni a su marido debido a las difíciles circunstancias de la dictadura. "Ella no había podido decirle ni a la madre, ni a mi papá, ni al marido, que estaba embarazada. Lo hace desde adentro de los centros clandestinos", agregó, destacando la valentía y convicción de su madre a pesar de las terribles circunstancias.
A lo largo de los años, en tanto, Daniel estuvo pendiente de la posible existencia de su hermano. "Yo me acerqué a mi apropiador y le pedí explicaciones sobre esas dudas y él las negó. Si yo intentaba buscar algo, me encontraba con un acta de nacimiento donde decía que yo nací en Buenos Aires y que estaba anotado en la provincia de Santiago del Estero. Entonces era su palabra más esa acta de nacimiento y era creerle, decidí creerle", compartió.
Daniel describió cómo las dudas sobre su identidad comenzaron a inquietarlo desde temprana edad. "Yo decidí buscar mi identidad por una necesidad de saber quién era, una necesidad de darle la verdad a mis hijas", explicó. Sus sospechas se dispararon después del fallecimiento de quien él creía que era su madre y la posterior revelación de una hermana de crianza.
Las incógnitas que rodeaban su origen lo llevaron a cuestionar la historia que le habían contado. A pesar de la presión y las negativas de su apropiador, Daniel finalmente se enfrentó a la realidad. "Fue superar esos miedos y volver a pedir ayuda, acercarme a Abuelas y a partir de ahí sí, buscar datos, testimonios, que pudieran ayudar, una fe de bautismo que figuraba en un principio fecha de bautismo 19 de marzo del 77 y fecha de nacimiento 24. Gracias a la fiscal se hace peritar ese libro de actas de la parroquia, y se demuestra que estaba adulterado”, detalló.
Ambos hermanos, gracias a la incansable labor de Abuelas de Plaza de Mayo, lograron encontrar finalmente su verdadera identidad a través de un análisis de ADN, que confirmó sus vínculos familiares. Esta revelación conmovedora ha marcado un nuevo capítulo en sus vidas.
Las historias de los hermanos Santucho son un testimonio de resiliencia y la lucha por la verdad, que ha caracterizado a las Abuelas de Plaza de Mayo y a los nietos recuperados en Argentina. Lo que no deja de ser un tributo al incansable trabajo de Abuelas y un símbolo de esperanza y justicia en la lucha por los derechos humanos en el país.