urante toda la tarde de este día, se produce una continua afluencia de riograndenses a un sector de la playa de la ciudad, a raíz de la sorprendente e inusual presencia de un leopardo marino. Con su pelaje gris oscuro decorado de manchas plateadas y amarillentas, reposaba en las arenas fueguinas, seguramente, buscando recuperarse del extenso viaje que lo alejó de su hábitat natural.
Personal de Recursos Naturales, que custodió al animal y evitó la aproximación de la gran cantidad de curiosos que se agolparon en el lugar, consideró que tenía un buen estado físico y sanitario.
Con la pleamar, el leopardo dio por concluida la visita y por sus propios medios volvió a las aguas para intentar encontrar el camino a su ambiente cotidiano.
Los leopardos marinos son naturales de los mares próximos a la Antártida. La mayor parte de la población de esta especie permanece al sur de los continentes sudamericano, africano y australiano. Los adultos viven cerca de las aguas congeladas todo el año. Se estima que cuentan con una población de entre 222 mil y 440 mil individuos.
Los machos logran una longitud de 2,8 a 3,4 metros, con un peso de entre 300 y 450 kilos. Las hembras adquieren mayor envergadura, alcanzan de 2,9 a 3,8 metros de largo y un peso de entre 360 y 590 kilos.
De todas las focas y leones marinos, éstos son los más agresivos. Además de calamares y peces, en su alimentación incluyen pingüinos y otras aves, cachorros de focas y carroña. Cazan bajo el agua, aunque no avanzan hacia las profundidades. Sus dientes delanteros son agudos, los caninos son largos, los postcaninos presentan tres cúspides afiladas y sus muelas se traban, brindando a su mordedura una potencia formidable. Además, sus sentidos de la vista y olfato están muy desarrollados y, junto a su forma hidrodinámica, convierten a esta especie en un temible depredador.
Varios buzos han registrado su ocasional presencia en las aguas del canal Beagle, aunque no es muy habitual, estos encuentros generan grandes prevenciones.
Normalmente tienen un cachorro por parto. Los recién nacidos miden algo más de un metro y son amamantados sobre el hielo durante unas cuatro semanas. Se estima que tienen una longevidad superior a los veinticinco años.
