l punto cumbre de esta sexta edición tuvo un final feliz. Los choques provinciales entre Ushuaia y Rio Grande (ocho en dos días) marcaron desde el sábado una recta final infartante que culminó con un doble grito de campeón, grito que se extenderá desde la capital hasta el norte, porque si, allá se fue la preciada, con justicia. Allá descansará por un año, lista para volver a brillar.
El pasado sábado a primera hora, con un marco de gente espléndido (anunciando lo que iba a venir) Camioneros de Rio Grande y Escuela Municipal de Ushuaia se batieron a duelo por la gloria.
El elenco capitalino defendía el título, en tanto que las dirigidas por Sánchez se estrenaban en la competencia con el objetivo claro de llevarse el trofeo al norte de la isla. Y así fue. En un choque dinámico, bien propuesto por dos de los mejores elencos de la provincia, Escuela abrió el marcador con un tanto de una de sus joyas, Juana Reynes, quien, tras una transición en el complemento, conectó por derecha y con un remate potente arriba, venció a la arquera Montaña para delirio de las capitalinas.
Sin embargo, la paridad en el duelo continuó. Camioneros, comandado por Valeria Sánchez y Maca Figueroa, siempre fue para adelante en su empresa de lograr la igualdad. Tanto insistió el Camión, que en el momento en el que se moría el partido, fue Maia Gatica, también por derecha después de una gran transición de Sánchez, quien de punta y por bajo superó a Benítez para estampar el empate que sería final.
A partir de ahí, la lotería de los penales le sonrió al elenco del norte de la isla, dándole el título de la Copa Fin del Mundo y dándole también un viento de cola inmenso para el Patagónico que se avecina.
Las llaves del masculino comenzaron en Casa del Deporte. Ahí, San Isidro y UOM disputaron un choque estelar en el que el Tachero se elevó con la victoria en un apretado y dramático 4-3 que se definió en los instantes finales.
HAF, protagonista del segundo duelo, se metió en semis pero no sin antes padecer muchísimo ante un Azulgrana de Rio Grande, que obligó al candidato rojinegro a llegar a la tanda de penales donde su arquero Moncho Fernández brilló.
El otro que brilló el sábado fue Magallanes. El multicampeón de la CAFS despachó 9-1 a Victoria en lo que fue la goleada más abultada de la Copa y se candidateó para el domingo.
Así como también se candidateó Kiricocho, que en el cierre de los cuartos de final, le puso punto final a la ilusión de Ateneo, venciéndolo en un 5-4 de novela, lleno de acción y de goles.
Así, los cuatro semifinalistas se llevaron todos los flashes el domingo apenas pasado el mediodía. La Casa del Deporte recibió a un público ensordecedor, dispuesto a hacer sentir la localía en la pista.
Los primeros en saltar a escena fueron HAF y San Isidro, dos de los máximos candidatos, y el choque tomó vuelo. El elenco de Damián Barría impuso su juego en los primeros instantes con golazo de Gabi Sánchez -sombrero incluido-, pero a partir de un gol totalmente superlativo y a un toque por parte de HAF, el mando de las acciones paso a favor de los capitalinos. Tan así que en el complemento los ushuaienses tomaron ventaja 2-1 con un nuevo e importante gol de Tolaba.
A partir de ese momento, San Isidro arremetió una y otra vez el arco de Moncho Fernández, quien agigantaba su figura. Tanto fue San Isidro y con las cosas tan claras, que a falta de apenas cinco segundos para que el reloj muera, llegó al empate en los pies de un Valderas endemoniado.
Luego, la suerte de los penales le bajó el pulgar a HAF y le sonrió a Triviño y San Isidro que se aseguró el boleto en la cita máxima.
La otra semi no fue menos que la primera. Magallanes y Kiricocho liberaron una auténtica batalla deportiva en el que se entregaron al golpe por golpe de principio a fin.
Es verdad, gran parte del juego Magallanes fue superior, pero no por mucho, y sobre todo en el final, cuando el conjunto de Chacra 2 se puso 3-4 en el score, fue Javier Ortega quien sostuvo al Azul de Ushuaia de una caída estrepitosa.
Terminó siendo de Magallanes y desde ese momento, con el reloj marcaba las cuatro de la tarde, se supo que el póster de la final sería, como se sabía, totalmente espectacular.
La final fue un choque final cinco estrellas en todo sentido. Se movió la bola y las acciones iniciaron el duelo Magallanes - San Isidro. Chelo Sánchez por un lado, Damián Barría por otro. Ushuaia - Rio Grande, tenía demasiadas atracciones como para no ser un duelo más.
Y así se vivió, dentro y fuera de la cancha. Rápidamente el Maga se puso en ventaja con un potente disparo de Giovanni Grandis, y a partir de ese instante la final sufrió un quiebre del cual jamás volvió. A partir de la ruptura del marcador, ambos elencos se tiraron manos por todas partes, dispuestos a doblegar a su oponente.
Magallanes se sostuvo en partido por ser eficaz a la hora de definir, pero la realidad y el termómetro indicaba que era el elenco del norte de la isla quien manejaba las acciones en todo momento. Un par de palos y travesaños, más atajadas brillantes de Camacho y Ortega en Magallanes, ayudaron a que el encuentro se mantenga pardas hasta el final. De hecho, el 3-3 por parte del conjunto local, convertido por la joya Fede Bleuer, llega tras un grosero error de Triviño en el arco tachero.
Finalmente, la definición llegó por penales. Magallanes erró dos, San Isidro ninguno, y el gran equipo de Barría se alzó con la sexta Copa Fin del Mundo para alegría y orgullo de todo el pueblo aurinegro. Fue mejor San Isidro, fue el mejor de principio a fin en la Copa teniendo incluso que lidiar con los más duros rivales.