a Doctora en Ciencias Naturales y Licenciada en Biología, investigadora del CADIC-CONICET, Natalia Dellabianca, confirmó la presencia de mayor cantidad de ballenas en el Canal Beagle.
Este fenómeno que no se daba años atrás y la hipótesis más fuerte que se maneja, según la especialista, es que a partir del cese de la caza de ballenas, lentamente las poblaciones empezaron a recuperarse. “Se cree que muchas de las especies de ballenas pueden estar colonizando nuevos lugares para alimentarse o para ir a reproducirse”, indicó y remarcó que, en el caso del Beagle, “lo que se cree es que están recuperando viejas zonas de alimentación”.
Dellabianca mencionó que cuando estaban los pueblos originarios las ballenas también entraban al Canal pero, posteriormente, con la caza de ballenas las poblaciones fueron diezmadas a nivel mundial y sobre todo en el hemisferio sur y en cercanías a la Antártida.
Las ballenas que más se ven en el Canal son las llamadas Jorobadas. “Hace alrededor de 10 años, o un poquito más, nosotros empezamos a ver más ballenas que empiezan a venir y en el caso de las ballenas Jorobadas, como las identificamos a nivel individual, también sabemos que muchas vuelven y que se quedan más tiempo”, explicó.
También se empezó a detectar la presencia de ballenas Sei en la zona de Cabo San Pío y en determinados meses de los últimos años comenzaron a acercarse a Ushuaia, a la Isla Martillo, e incluso hasta la zona de Lapataia.
Dellabianca dio una serie de recomendaciones para que las personas sepan cómo actuar ante un eventual encuentro con este tipo de animales. Dijo que en el caso de las embarcaciones no hay que acercarse a menos de 100 metros. “Después es diferente si uno está ahí y el animal se acerca hacia uno”, añadió. En estos casos dijo que la aproximación debe ser paulatina y con velocidad más baja, en el caso de los veleros cuando uno la avista empezar a reducir la velocidad y esa aproximación hacerla a no más de 4 nudos.
Con respecto a los kayaks señaló que la distancia de seguridad es la misma, es decir 100 metros y agregó que en caso de que la ballena se acerque no hay que tocarla. “La idea es tratar de no interferir si el animal está haciendo una serie de saltos porque uno no sabe dónde puede ir. Muchas veces el animal puede no notar la presencia humana dado que puede estar concentrado en comer o quizás está escapando de orcas. Si vemos que empieza a meterse y a cambiar el rumbo y a hacer buceos más largos y salir más lejos o hacer muchos golpes con la cola, se recomienda alejarse porque el animal no está a gusto con esa situación”, manifestó en pos de promover una convivencia armoniosa entre seres humanos y mamíferos marinos. Crédito foto: Agustina Dellabianca.