n Ushuaia no necesitamos bienales ni curadores internacionales: aquí el arte contemporáneo florece solo, en cada esquina. Ejemplo: este automóvil que, en plena nevada, decidió convertirse en escultura minimalista sobre la transitada intersección de Alem y Río Negro. El propietario, tal vez un visionario incomprendido, ha regalado a la ciudad una obra maestra: la metáfora de la inmovilidad eterna, cubierta por el manto blanco de la indiferencia.
Mientras los demás mortales luchan con cadenas y cubiertas de invierno para no terminar incrustados en un semáforo, este vehículo permanece inmutable, desafiando a la física y al sentido común. ¿Peligro para quienes circulan? Bah! apenas un detalle menor dentro del “concepto artístico” que pretende ilustrar el choque inevitable entre la nevada fueguina y la desidia ciudadana.
Así, la esquina se convierte en galería abierta, donde el tránsito arriesgado es solo parte de la performance. Bravo! Ushuaia, siempre a la vanguardia del surrealismo vial.