ntes del inicio de una nueva temporada récord, que anticipa más de 520 recaladas de cruceros y un fuerte crecimiento del turismo terrestre, el municipio puso el foco en el sistema de residuos: tanto en lo que ocurre dentro de la ciudad como en el circuito portuario. En diálogo con Zoom a Diario, David Ferreyra advirtió que el modelo actual está cerca de su límite y planteó la necesidad de revisar el vínculo entre turismo, financiamiento ambiental y capacidad de disposición final. A la vez, presentó avances técnicos que permitirían exigir a las navieras que descarguen residuos clasificados.
Con una proyección de más de 520 recaladas para la temporada alta 2025-2026, Ushuaia se prepara para una afluencia turística que cuadruplica su población habitual. En ese marco, Ferreyra advirtió sobre el desafío que implica gestionar los residuos en un destino con infraestructura urbana limitada y recursos acotados.
“El turismo es el motor de la economía local, pero también genera tensiones. Pasamos de 100 mil habitantes a más de 400 mil personas en temporada, y eso impacta directamente en el volumen de residuos”, explicó.
Reconoció los esfuerzos actuales, como la distribución de más de 120 campanas gastronómicas con doble recolección, pero sostuvo que no alcanzan en zonas de alta densidad comercial. “Estamos trabajando con Agrotécnica Fueguina para reforzar la cobertura en sectores donde las campanas resultan insuficientes”, indicó.
Respecto al financiamiento, no descartó que se retome el debate sobre una ecotasa u otro mecanismo. “Hace más de dos años que el municipio no recibe fondos nacionales. La presión sobre el presupuesto crece”, señaló. Agregó que el municipio recauda apenas el 15% de su presupuesto con recursos propios, lo que limita la inversión en infraestructura ambiental.
Ferreyra también propuso avanzar en diálogo con el sector privado para reforzar la corresponsabilidad ambiental, y planteó la creación de un sello de calidad para empresas turísticas comprometidas con la reducción de residuos. “Ushuaia tiene un capital ambiental que hay que cuidar. No se trata solo de recibir turistas, sino de preservar lo que vienen a buscar”, remarcó.
Además del turismo terrestre, Ushuaia recibe miles de metros cúbicos de residuos generados por cruceros comerciales y expediciones antárticas. Ferreyra explicó que la ciudad actúa como puerto logístico estratégico para esas embarcaciones, lo que implica responsabilidades ambientales adicionales.
“El año pasado se descargaron más de 15.000 m³ de residuos. Este año el ritmo es similar, con más recaladas y cruceros de mayor porte”, señaló. El municipio realiza la verificación en bodega y controla las declaraciones juradas. “Si no declaran y descargan residuos, intervenimos de oficio. Esa es nuestra responsabilidad como ciudad puerto y destino internacional”, detalló.
Actualmente, esos residuos son entregados a empresas que los trasladan y disponen en el relleno sanitario municipal. Sin embargo, el funcionario anticipó un cambio de enfoque: la exigencia de clasificación en origen antes de la descarga, para reducir el volumen destinado a disposición final y mejorar el aprovechamiento.
“Estamos en proceso de habilitar el centro de reciclado municipal. Queremos ofrecer a las navieras la posibilidad de descargar residuos clasificados: orgánicos por un lado, y reciclables como cartón, vidrio, aluminio o plástico por otro”, explicó. Esto permitiría extender la vida útil del predio, optimizar el reciclaje y aliviar un sistema que ya muestra signos de saturación.
También destacó que ciertos materiales ya tienen destino local, como el vidrio triturado que se usa en remediación de canteras. Otros son exportados. “La clave es quitarle carga al sistema de disposición final. Y eso se logra con planificación, control y cooperación con el sector privado. Nadie puede hacerse el distraído”, enfatizó.
Para cerrar, planteó que la política ambiental debe ser estratégica. “No se trata de una postal. Se trata de cómo garantizamos sostenibilidad real para la ciudad que habitamos y para la que vamos a dejar”, concluyó.